abuelo en patineta

Con un poco de pesadez te despiertas, parece que aún estás en sueños cuando ya estás tomando la ducha, sales corriendo a perseguir la chuleta, pasas una fuerte jornada laboral, quizá sales un poco (o mucho) más tarde de lo normal, vuelves a tu hogar casi arrastrando los pies, te pones la pijama, lavas tu cara, te ves al espejo y descubres una nueva cana o una arruguita que no habías visto antes. Sí, poco a poco te das cuenta de que tu vida ya no es la misma que diez años atrás.

Es verdad, y quizá fui muy fuerte con el título, ninguno de nosotros será eternamente joven, ¡y qué bueno!, porque al no ser siempre los mismos tenemos oportunidad de avanzar en todos los aspectos.

La juventud, muchas veces, es sinónimo de energía, felicidad, agilidad, entusiasmo, buen aspecto físico, amor, emociones, resistencia, empeño y muchas más. Realmente, cualquier persona puede tener todas estas características, ¿no lo crees?

Hemos escuchado infinidad de veces que “la juventud es cuestión de actitud”, es cierto, realmente la predisposición genética marca un 25% y el otro 75% depende de los hábitos. Por eso se me ha ocurrido enlistar algunos aspectos para gozar de una vida plena y jovial, los he dividido en dos principales grupos:

Mentales/Emocionales

No te claves. Así de sencillo, no vivas en el pasado ni guardes resentimientos. Aprende de los errores, toma lo bueno y a otra cosa mariposa.

Tolerancia. Ninguna persona es igual, entiende, respeta, no juzgues y aprende lo que puedas de las actitudes de los demás.

Aceptación. Mantén los pies en el suelo, acepta y valora lo que eres y has logrado, cada día te encuentras con nuevas lecciones totalmente diseñadas para ti.

Sueños y metas. Nunca dejes de tener ilusiones y haz que se vuelvan tus objetivos.

Familia y amigos. Convive con cada una de las personas que quieres y admiras, la felicidad que te causa estar cerca de ellos es una bomba de energía invaluable.

Pasatiempos. Por muy apretada que esté tu agenda, guarda horas para tus hobbies.

Enamórate. Diario enamórate de algo, de un olor, un sabor, un color, una sensación, un sonido, de una frase, de lo que quieras. Pero, lo más importante, ¡enamórate de ti!

Nuevos horizontes. Proponte conocer nuevos sitios, idiomas, disciplinas, libros, música,  incluso nuevas técnicas para hacer tus labores. Darle un twist a tu vida ayuda a no caer en la aburrida monotonía.

Stress. Intenta limpiar tu mente de aquellas cosas que te tensan, procura meditar todos los días.

Físicos/biológicos

Alimentación. Sí, somos lo que comemos. Debes llevar una dieta balanceada, rica en antioxidantes y con alimentos poco procesados. No hay más.

Hidratación. Claro, en todos lados escuchamos que deben ser dos litros de agua al día, pero algunos médicos indican que la cantidad ideal es cuando tu pipí es casi transparente.

Ejercicio. Ya algunas veces he dicho que el cuerpo está hecho para usarse, lo recomendable es hacer diariamente una hora de ejercicio.

Zapatos cómodos. 😉 Estudios científicos demuestran que un par de incómodos “papos” te pueden arruinar el día, el estado de ánimo y, lo peor de todo, la columna.

Descanso. No dormir lo suficiente es uno de los hábitos que más desgastan tu cuerpo. Para dormir placenteramente recomiendan, antes de dormir, dar veinte respiros largos y profundos mientras tapas tus ojos con tus manitas.

Ríe. Pues eso, ríe, tu cuerpo se dará un banquete de endorfinas que lo mantendrá realmente feliz y libre de stress. Intenta reír, mínimo, 30 minutos al día.

Filtro solar. Aunque estés la mayor parte del día en interiores debes usarlo. El indicado para tu carita es FPS 50 y para el cuerpo es FPS 100.

Música. Todos aquellos ritmos que te hacen mover los pies te mantendrán alegre y jovial.

Eres parte de un todo. Recuerda que eres parte del mundo. Estar en contacto con la naturaleza siempre te llenará de energía.

Pues, estos son mis consejos más básicos para lucir joven, soy una persona que pasa de los treinta años y me siguen pidiendo mi IFE cada vez que llego a un lugar donde venden alcohol, si es que te sirve de garantía. Aunque debo confesar que el paso de los años no me aterra, todo lo contrario: me llena de confianza.