Figura clave del feminismo radical, la escritora británica Mary Wollstonecraft, la primera feminista en luchar por los derechos de su género, a finales del siglo XVIII y principios del XIX, sin embargo, fue mediatizada por su condición de burguesa, ridiculizada y objeto de múltiples burlas como el resto de las activistas de su época.

Aunque llegó a ser llamada “la hiena con faldas”, Wollstonecraft fue de suma importancia en el feminismo europeo, por atreverse a sostener que “si la mujer era capaz de comportarse como un ser racional, no había por qué tratarla como esclava o dependiente de la inteligencia del hombre cuando se uniera a él”.

Con esas ideas se convirtió en la primera en exigir igualdad de derechos para hombres y mujeres, y sus pensamientos feministas quedaron impresos en su obra.

A Wollstonecraft se le rememora mañana, al cumplirse 216 años de su muerte, ocurrida el 10 de septiembre de 1797, producto de una sepsis generalizada, a unos días de haber dado a luz a su hija, la también escritora Mary Shelley.

De acuerdo con biografías suyas disponibles en diversos sitios de Internet dedicados a personajes literarios, la feminista nació el 27 de abril de 1759, en Londres, Inglaterra, en el seno de una familia dominada por un padre alcohólico, violento y despilfarrador.

La biografía que difunde el sitio “Poetas del alma” señala que sobre su infancia y su adolescencia se sabe que la autora de “Vindicación de los derechos de la mujer” no tuvo una vida fácil ya que su padre bebía en exceso, maltrataba a su madre y llevó a la ruina la economía familiar por derrochar el dinero.

Ese panorama, apunta, la había convertido en una joven que acostumbraba a mentir con el fin de resguardar a su madre y sobreprotegía a sus hermanas.

Los constantes cambios de residencia de la familia hicieron que Mary aprendiera a leer y escribir con algunas deficiencias, hecho que no le impidió más tarde convertirse en una culta joven, que a los 15 años contaba con una inteligencia despierta y una sed de conocimientos más que insatisfecha.

Cuentan que observar las injusticias de las que eran objeto las mujeres de su época, entre ellas su madre, propició que Wollstonecraft alzara la voz contra un androcentrismo que relegaba a las mujeres a la categoría de esclavas.

De hecho, agregan otras biografías, ella fue la primera mujer en denunciar la necesidad de integrar lo femenino a la sociedad, en una justa demanda por la participación de las mujeres como ciudadanas.

También revolucionó las relaciones entre varones y mujeres al exigir la afinidad intelectual como requisito indispensable para contraer matrimonio.

Enfocada a conseguir su emancipación económica, Mary comenzó a trabajar como dama de compañía, experiencia que no duró mucho debido a la muerte de su madre, tragedia que la llevó a abandonar su recién estrenado empleo.

Pronto, otro incidente familiar sacudió su vida: luego de dar a luz a su primer hijo, su hermana Elizabeth abandonó el lecho conyugal para seguir los pasos de su hermana y resolver una crisis depresiva, probablemente originada por su vida matrimonial.

Fue por esa época que abrió una escuela en Islington, con la que pretendía modificar los errores y discriminaciones de la educación tradicional, intento que fracasó ante el escaso número de alumnos que acudieron a las clases, pero que tiempo después rindió frutos en una nueva sede en Newington Green.

Tiempo después, Wollstonecraft ingresó a un círculo de personas de ideas liberales, quienes le ayudaron a clarificar sus teorías sobre la situación de la mujer y la lucha por su igualdad y liberación.

Comenzó a escribir sobre la educación discriminatoria y publicó “Reflexiones sobre la educación de las niñas” (1787), libro que más tarde se convertiría en el tema principal de su obra “Vindicación de los derechos de la mujer”.

Para la revista “The Analytical Review” redactó artículos críticos sobre obras literarias, entre ellas, una serie de novelas para jóvenes como “Mary”, relato de corte autobiográfico de 1788.

Ese mismo año sacó a la luz “Historias originales” y continuó con sus elaborados análisis sobre la educación clásica, que en su opinión tenía como único fin el matrimonio y la galantería, despreciando sus valores intelectuales de la mujer.

Cuando estalló la Revolución Francesa, en 1789, Mary albergó la esperanza de que los derechos humanos serían finalmente reconocidos, y que eso supondría el final de la opresión y la injusticia; sin embargo, un año después publicó en un panfleto que no podía lograrse una sociedad justa sin igualdad y con discriminación hacia las mujeres.

Animada por Thomas Paine, otro liberal, Wollstonecraft continuó su lucha y en 1792 publicó “Vindicación de los derechos de la mujer”, texto de entusiasmo revolucionario y denuncia directa de la aberrante situación de la mujer.

En esta obra, la escritora se esfuerza en atacar los prejuicios sociales de la época y demostrar que las mujeres son seres humanos igual que los hombres, con derecho a la misma educación y posibilidad de desarrollo personal.

Wollstonecraft falleció poco después, en 1797, tras dar a luz a su hija Mary, quien la considera “uno de esos seres que sólo aparecen una vez por generación, para arrojar sobre la humanidad un rayo de luz sobrenatural”, consignan publicaciones como “Quien.net”.

México, 9 Sep. (Notimex).