Desde hace varias décadas, en la colonia Merced Balbuena, a un costado del mercado Sonora en la delegación Venustiano Carranza, cada año el Sábado de Gloria se celebra con la quema de enormes figuras de carrizo, papel y cartón, que elabora la familia Linares en una práctica contra el olvido.

Ese día, además de arrojarse agua -apenas para mantener la tradición del “baño”, porque está prohibido-, los vecinos de la calle Oriente 30 de esta colonia se dan cita para disfrutar la quema del Judas, un espectáculo de luces y colores con el que se busca exorcizar a los demonios y los pecados del alma, pero también preservar una tradición que tiende a desaparecer.

La quema del Judas surgió en México hace cientos de años, en la época de la Colonia, para evangelizar a los indígenas. Representaba el triunfo del bien sobre el mal, por eso la figura comúnmente era un diablo, aunque desde hace algunos años se optó por muñecos de políticos, artistas o personajes populares.

Pese a que en el Distrito Federal son cada vez menos los lugares donde se fabrican estos Judas y se hace la llamada quema, este sábado en puntos de las delegaciones Venustiano Carranza, Xochimilco, Milpa Alta o Cuajimalpa, podrá observarse esta tradición que familias como la de los Linares luchan por preservar.

Con el inicio de la Semana Santa, ellos –encabezados por don Felipe- comienzan la elaboración de los “famosos” Judas que arderán la tarde-noche del 19 de abril. En su fabricación invierten por lo menos tres días, desde la creación de la figura (pues no utilizan moldes) y el secado, hasta el decorado con colores y cohetes.

Días de arduo trabajo se esfuman en unos cuantos minutos, con la especial “tronadera” y fiesta de color que disfrutan habitantes y vecinos de la colonia. Una tradición que pese al paso del tiempo se mantiene por el ya famoso trabajo de la familia Linares.

Destaca la labor en tiempos en que la fabricación de Judas a base de cartón, carrizo, pintura y cohetes tiende a desaparecer por falta de apoyo financiero y baja demanda entre la población. Actualmente los Linares sólo elaboran figuras de Judas bajo pedido y por gusto.

Pero para esta práctica no sólo se necesita pasión por el arte o deseo de continuar con una tradición, hacen falta recursos económicos pues la materia prima resulta costosa. En un muñeco de 10 metros se pueden llegar a invertir hasta 20 mil pesos, según Felipe Linares hijo.

Y pese a que es un festejo popular, ni la delegación Venustiano Carranza ni el gobierno capitalino brindan apoyo para llevarlo a cabo, lamenta don Felipe, aunque comenta también que este año la demarcación realizó la segunda Feria de la Cartonería, donde se organizó un concurso de Judas tradicional con el fin de preservar este arte.

El espectáculo será fugaz, pero la tradición persistirá una vez más luego de que el año pasado, por cuestiones de salud, no pudieron llevar a cabo la quema. Don Felipe, junto con sus hijos y sus nietos mantiene una práctica histórica, que además de ser costumbre es su fuente de ingresos.

Sus obras tienen fama mundial, pues además de elaborar los conocidos Judas para Semana Santa, estos artesanos del cartón también hacen las conocidas calacas y catrinas tan vistas en Día de Muertos, así como los enigmáticos alebrijes que representan a México en el extranjero.

De acuerdo con Felipe hijo, algunos de los trabajos realizados por los integrantes de esta familia se encuentran en museos nacionales como la casa-estudio Diego Rivera, el Dolores Olmedo, el de Arte Popular y de otros estados, pero también están presentes en exposiciones en países como Francia.

Además, Leonardo Linares imparte talleres de cartonería a jóvenes que interesados por este arte se suman a la elaboración familiar de las figuras que divertirán en Sábado de Gloria a los asistentes a la ya famosa quema en el barrio de la Merced, en la multifacética ciudad de México.

Uno sabe que ha llegado al lugar indicado, aunque nunca haya visitado la zona, pues en al menos tres casas de esta calle cuelgan de la fachada enormes figuras de diablos y alebrijes que aguardan a ser quemados o vendidos; si uno se pierde basta con preguntar por los Linares para que cualquier vecino lo oriente de tan conocidos que son.

La “tronadera” anuncia la extinción de los pecados, de los males, y el fin de la Semana Santa, pero también genera en los Linares la satisfacción de saber que una vez más se cumplió el objetivo de mantener viva la cartonería, el arte centenario de ensamblar cartón, pintura y cohetes.

Así, lo que empezó como una quema de judas familiar -pues tras no vender todas las figuras decidieron quemarlos con los vecinos-, se ha convertido en toda una tradición de la “semana mayor”, a la que actualmente asisten cientos de personas para ser parte de la verbena popular.

Notimex