Muchos hemos estado en la situación donde nos sentimos mal por cualquier razón, pero no queremos contárselo a los demás, ya sea por pena, para ser fuerte por alguien o porque no quieres involucrar a otros en tus problemas.
No te preocupes, no eres la única persona que ha tenido que ocultar su dolor. Aquí hay unas cosas que tú y otros en tu lugar entenderán:
Te mantienes ocupado todo el tiempo
Ya sea el trabajo o un nuevo hobby, te obsesionas con lo que sea que te distraiga de tu propio dolor.
Te ocupas de los problemas de los demás antes que los tuyos
Si ayudas a alguien más, pensarás menos en tus propios problemas.
Nunca le dices que no a nada de lo que te piden
A todos les dices que si. Lo haces porque necesitas estar siempre haciendo algo, de lo contrario perderás la cabeza.
Recurres a la música
Buscas canciones con las que te puedas relacionar y que puedan explicar todas las cosas horribles que estás sintiendo. En realidad, es que no encuentras las palabras tú mismo o el valor de decirlos en voz alta.
Evitas el contacto visual con ciertas personas
Aquellos que realmente te conocen, esos que se dan cuenta cuando estás mintiendo o que ven a través de tu. No quieres que sepas que estas sufriendo.
Nunca eres sincero cuando la gente te pregunta cómo estás
Todo está bien, aunque no sea cierto. Es fácil mentir, ya has sufrido tanto que no quieres incomodar a los demás con tus sentimientos que te están abrumando con culpa porque aún no lo superas.
Haces un esfuerzo para ser demasiado positivo
Es como si creyeras que si la forzas suficiente al grado que los demás te creerán, quizá tú te la termines creyendo también.
Piensas las cosas de más
Sabes que no deberías de trabarte con el pasado, pero no te deja en paz porque no dejas de pensar en lo feliz que solías ser. Quieres eso de regreso, pero a la vez no tienes idea de cómo vas a salir de esta.
Te desmoronas en privado
Nunca te ve nadie llorar, pero lo haces mucho más de lo que admitirías. Todos estos sentimientos que se acumulan dentro de ti y no los puedes entender y sólo tratas de procesarlos y seguir adelante.
Tratas de reírte de tu situación para aligerar la carga
A veces te ríes o te burlas de lo que estás pasando para disminuir su impacto. Todos te dicen que lo superarás con el tiempo, pero sientes que no te mueves de donde estás. Sabes que se pasará algún día, pero ese día parece demasiado lejano.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.