Nos acercamos una vez más al fin de otro año que bien o mal se nos fue entre las manos. Y es obvio que además de irse demasiado rápido, el 2015 nos dio bastantes lecciones de vida que difícilmente podremos olvidar. En lo personal, puedo decir que este año me quedó un poco corto pero estoy lista para comenzar el que está por llegar.
Este año descubrí que:
Hay que dejar de escribirle a la gente que no nos quiere.
El amor se encuentra en los lugares más inesperados, como Tinder, por ejemplo.
Aprendí a tenerle más miedo a las arañas que a un corazón roto; el corazón roto sana pero la mordedura de una araña puede ser letal.
Ser feliz depende de mí y de nadie más.
Los que escriben bonito también saben mentir y desilusionar bonito.
Un buen amigo nunca estará ni muy lejos ni muy difícil de localizar.
Debo liberar a mi mente de las personas que no me quieren en su vida.
Aprendí que hay que aceptar en lugar de esperar algo de alguien.
Todos buscamos amor en este mundo, la diferencia está en la forma en que lo hacemos.
Debo hacerme responsable de mis decisiones.
No importa lo mucho que lo quieras cambiar, la vida tiene el plan perfecto para ti.
Hay amores que pueden durar años y no dejar huella, pero hay otros que duran lo necesario para marcarte toda la vida.
No tiene nada de malo decir: no sé.
El cambio es lo único constante en esta vida.
Olvidarme de lo que la gente dice de mi es el mejor camino a la felicidad.
Está bien equivocarse y aún mejor aprender del error.
Para disfrutar hay que perder el miedo a saltar.
Viajar es el mejor remedio para las complicaciones de la vida.
Desarrollé un sexto sentido que consiste en escuchar a mi intuición.
Si trabajas duro, tú serás el responsable de hacer tus sueños realidad.