pelo

Probablemente consideras tu cabello como tu mejor accesorio y estas dispuesta a hacer lo que sea para asegurar que sea vea bien todos los días. Tus amigas y tu pareja no entenderán en realidad por qué llegas a tales alturas cuando se trata del cuidado de tu cabello. Así que por eso te presentamos esta lista de comportamientos que sólo entenderás si estas totalmente traumada con tu pelo:

1. Te reusas a lavar tu cabello más de una vez a la semana

¿Y por qué tendrías que hacerlo si existe el shampo en seco? De verdad le debes la vida a quien se le haya ocurrido inventar este maravilloso producto.

2. Te toma al menos una hora todos los días para tener listo tu pelo

No quedó perfecto tu colita, así que hay que empezar desde el principio otra vez. No puedes salir de la casa sin el pelo impecable.

3. Sales con un paraguas a todos lados

No importa cuánto ya lleves en tu bolso, no puedes permitir que ni una sola gota de agua toque tu cabello y el trabajo que le invertiste.

4. Grabar infomerciales de productos de pelo

Y ahora pareciera que coleccionas productos de cabello en tu baño. Muchos son tan valiosos que ni los usas.

5. Consideras a tu estilista como tu mejor amigo(a)

Él o ella básicamente conoce toda tu vida o vice-versa.

6. Invertirías cientos de dólares en una secadora

Si es bueno para el gato de Taylor Swift, definitivamente es bueno para ti.

7. Haces tu propio tratamiento de agua de mar en la playa

El real y auténtico sirve mejor que los productos que puedes comprar.

8. Tienes una compulsión por cambiar tu color de cabello cada temporada

Y te cuesta trabajo decidir qué tono quieres la próxima vez.

9. No soportas que la gente intente tocar tu cabello

¿Acaso no tienen idea del trabajo que te costó que se viera así?

10. Pasas horas en línea buscando estilos de cabello

También pasas horas practicando todos los estilos que encuentras.

11. Las trenzas elaboradas son unas de tus mejores habilidades

Incluso hasta lo quieres incluir en tu C.V.

12. Lloras cuando te cortas el pelo

Volverá a crecer al final de todos modos, ¿verdad?

Publicado por Othón Vélez O’Brien.