¿Un recurso desesperado o una buena operación de marketing?Microsoft ha lanzado una campaña para que la gente se deshaga de sus tabletas iPad y se compre una Surface. Es su último intento por levantar un producto fracasado desde el principio.
Surface RT comenzó vendiéndose por 499 dólares y posteriormente, en vista de sus flojas ventas, rebajó su precio en 100 dólares, es decir un 20%. Hace un mes se ha llegado a acuerdos con universidades y colegios para que el producto se reduzca hasta el 60% y que se venda en esos sectores solo por 199 dólares en la versión más barata, sin funda ni teclado.
La tableta/ordenador de Microsoft apenas ha captado el 0,5% del mercado, casi un año después de su anuncio, de lo que su consejero delegado Steve Ballmer calificó el momento histórico más importante de la compañía desde Windows 95. Aquella batería de anuncios de tabletas y sistemas operativos propios, éste nacido para los aparatos móviles, no se ha correspondido, de momento, con resultados espectaculares (ensmartphones tiene un 3,5% de mercado).
Ahora Microsoft intenta vender los Surface como sea. Su última promoción, que caduca el 27 de octubre, es la compra de los viejos iPad de su competidor Apple, a cambio de un cheque regalo de 200 dólares por lo menos, en productos de Microsotf, aunque principalmente se hace hincapié en los ordenadores Surface. Es decir, que el modelo más barato del Surface RT (que vende en su página por 349 dólares), saldría por 149 dólares en el peor de los casos, pues una tableta de última generación se recompraría por más que esos 200 dólares mínimos que ofrece Microsoft, presumiblemente por la tableta más antigua que admite, la iPad 2.
No es la primera vez que Microsoft utiliza agresivas campañas de marketing para conseguir mejorar la popularidad de sus productos. A comienzos de años publicó anuncio a toda página en los principales periódicos norteamericanos alertando de la falta de privacidad del servicio de correo de Google, el Gmail, y animando al público a que se pasara al suyo, el extinto Hotmail, que había sido sobrepasado en cuentas de usuarios por el de Google. La campaña tuvo dos fases y se reforzó con vídeos irónicos contra la competencia.
Pocos meses después, con el caso Snowden, se demostró que tanto Google como Microsoft y otros colaboraban con la agencia de seguridad NSA para espiar las cuentas de su público.
Fuente: El País