Vas al gimnasio, comes saludable e incluso te preocupas de caminar en vez de tomar el bus, pero aún así ¡subes de peso!
La Universidad de Cornell recomienda que te hagas la siguiente pregunta: ¿De qué ánimo estoy? Sí, puede que suene un poco extraño, pero según un estudio que realizaron a más de 780 personas, aquellos que están de buen humor son más propensos a bajar de peso que aquellos que están malhumorados.
El especialista en comida saludable y conductor de esta investigación, Brian Wansink, explica que cuando estamos molestos queremos todo rápido y no nos preocupamos de buscar algo más nutritivo, sino que queremos algo reconfortante.
Todo lo contrario pasa cuando le sonreímos a la vida, porque en esos momentos nos sentimos optimistas y nos preocupamos por aquellas cosas que nos benefician, según Yahoo Shine.
Pero no todo se basa en andar de buen humor o enojado. A continuación te dejamos 3 curiosas razones por las que no podrías estar perdiendo peso.
1) El plástico compra más plástico.
No es un juego de palabras, es algo tan cierto para la economía como malo para tu cuerpo. Según un estudio publicado en el Journal of Consumer Research, se llegó a la conclusión de que cuando compras con tarjetas de crédito pierdes un poco el interés por lo que estás adquiriendo y eres “más propenso a caer en la tentación” sostiene el Doctor Kalpesh Kaushik Desai, especialista en marketing.
Y aunque parezca insólito, resulta lógico cuando nos ponemos en el siguiente ejemplo que plantea el especialista. Cuando vamos a comprar papas fritas nos da menos culpa tener que pasar la tarjeta de crédito que pagar con efectivo, ya que no vamos pasando moneda a moneda.
2) “Viva la delgadez de las celebridades, la quiero ver en mí”.
Fíjate que usar fotografías de súper estrellas no es realmente motivacional. El querer ser tan delgada como ellas no te garantiza una mejor dieta. Según un estudio de la Universidad de Tilsburg, ver mujeres en excelente forma te hará pensar que es inalcanzable y terminarás comiendo comida chatarra para pasar las penas.
3) Muchas actividades pocos kilos menos
Hablas por celular, preparas el desayuno, te comes una manzana y revisas los correos, creyendo que es una buena manera de ahorrar tiempo. ¡No más! La Universidad de Emory realizó un estudio en el que concluyeron que lo mejor era hacer una pausa entre una actividad y la otra.
¿Por qué? Pues bien, Ryan Hamilton, doctorado en marketing, explica que “El cerebro tiene que asignar recursos para manejar las diversas cosas que hace la gente durante todo el día”, y si haces tantas cosas al mismo tiempo perderás la capacidad de controlarte con respecto a tu comida.
Fuente: BBCH