Salir a la calle incluye cruzarse al menos una vez con algún cartel que nos sorprende por sus faltas ortográficas más que por cualquier cosa que anuncie. Después de todo, ya no nos hace bien alarmarnos, mejor es reír cuando veamos estos ingeniosos rótulos pues al parecer, quien los haya hecho, se peleó con el diccionario.
El mensaje es lo que cuenta: