No necesitas que te diga que todo mundo está pegado a sus celulares para darte cuenta. Si, la tecnología es revolucionaria y ha transformado mucho a la sociedad, ¿pero sabías que hay maneras en las que te vuelve muy ansioso, menos productivo y eternamente distraído, aunque no lo quieras admitir?

Aquí hay cuatro maneras en las que tu teléfono te ha vuelto una persona loca:

La ansiedad de batería baja

Mucha gente dice sentir pánico cuando la batería de su celular llega más bajo de 20%. No crees que te dará tiempo de cargarlo y no sabes cómo te mantendrás en contacto hasta conseguirlo. Una gran señal de este síntoma es cuando le pides prestado su cargador a desconocidos.

Síndrome de vibración fantasma

Sientes la vibración en tu bolsa y sacas tu celular para ver quién te llamaba y descubres que sólo fue tu imaginación. Hace diez años, esto te pasaba y te hubieras rascado, ahora, aunque no tengas tu celular, no crees que es comezón.

Nomofobia

Tienes esté padecimiento si te da miedo pasar tiempo sin tu celular, si te molesta la idea de no poder usar tu celular y sus capacidades cuando quieras o si no pudieras comunicarte con tu familia o tus amigos de manera instantánea.

Sientes miedo de perderte de las cosas

Esto es causado por publicaciones en redes sociales que nos hacen querer ser parte de algo, ya sea un concierto o una cena familiar extravagante. Naturalmente nos comparamos con las versiones perfectas de nosotros mismos en las redes sociales, lo cual puede resultar en celos o hasta depresión.

¿Entonces qué hacer?

Una buena estrategia es empezando con poner tu celular en silencio y activando un alarma que suena cada 15 minutos. Debes ignorar tu celular por este tiempo y cuando suene el alarma puedes verlo por 2 minutos y repites el proceso. Deberías en algún momento llegar a un punto donde suene el alarma, lo apagues y sigas con lo que estés haciendo en lugar de revisar tu teléfono. Cuando esto suceda, ve incrementando el tiempo a 20, 25, 30 y así hasta que el celular deje de sentirse como una necesidad para ti.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.