A partir del S.XX, la expectativa de vida de la humanidad se disparó, ahora llegar a los 100 años no es cosa de otro mundo. Pero para alcanzar la edad de triple dígitos no es cosa tan fácil, te tienes que cuidar bien de varias maneras, y algunas de estas pueden parecer pequeñas e insignificantes, pero tienen mucho peso para tu longevidad.
Aquí te platicamos de 5 señales que suele presentar la gente en su vida que llega a los 100 años:
Te encanta hacer ejercicio
Si te gusta sudar y ejercitarte regularmente, eso es bueno. Según estudios, aquellos que se mantienen activos mejoran su longevidad y reducen el riesgo de presentar enfermedades del corazón, diabetes y otras condiciones médicas.
Conforme envejeces, pierdes masa muscular, pero el ejercicio te ayuda a mantener ese músculo para poder mantener el metabolismo activo.
No tomas refresco (ni light)
Una lata de refresco o más al día aumenta tu riesgo de padecer de síndrome metabólico, una sarta de condiciones, incluyendo presión alta, niveles de insulina elevados y exceso de grasa en la cintura, que aumenta tu posibilidad de padecer de una enfermedad del corazón o diabetes.
Prefieres caminar que manejar
Si caminas 30 minutos al día es más probable que vivas más tiempo sin importar tus niveles de grasa corporal.
Una mujer con sobrepeso puede mejorar su bienestar cardiaco con tan solo caminar 10 minutos al día. Así que date un paseo después de comer, date una vuelta por el campo si acompañas a tus hijos a un partido, lo que sea, pero muévete.
Eres positiva
Si tienes una perspectiva positiva de la vida, un sentido de propósito de de comunidad, seguro también sueles ser más sana que otros.
El trabajo es importante, pero también lo es pasar el tiempo con la familia, nutrirte espiritualmente y hacer cosas por otros.
Te caen muy bien tus amigos
Las buenas relaciones son una excelente manera de lidiar con el estrés. Saber que tienes quien te apoye puede ayudar enormemente con tu bienestar físico y mental.
Pero necesitas a amigos de verdad, que estén ahí para hablar contigo cuando te haga falta sin que te sientas juzgada o criticada.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.