No hay nada que te encanta del proceso de depilarte, pero los resultados son lo que buscas. Pero el sufrimiento por el que pasas cuando estas a mitad del proceso también viene con sus emociones y pensamientos que no puedes evitar mientras aguantas el dolor por la belleza:

¿Soy la persona más peluda con quien ha trabajado esta persona?

Aveces pasas un rato entre depilaciones, ya sea por el invierno, presupuesto, falta de actividad sexual, etc. Al menos no te cobran por cada tira que usan.

No puedo creer que le estoy pagando a alguien por hacerme esto

Es increíble que pagues por un servicio que se acerca mucho a ser tortura. ¿Tener menos pelo en el cuerpo realmente vale la pena? Pues, depende totalmente de ti.

¿Dejará de doler tanto en algún momento?

Te convences de que los primeros son los más dolorosos y te acostumbrarás después de un rato. Quizá en algún momento podrás usar tu celular para distraerte del dolor. Pero no, la última tira de la cera duele tanto como la primera.

Espera, ¿¡tengo pelo ahí!?

Si queda algo de pelo, entonces no están haciendo bien su trabajo, especialmente cuando se trata de una depilación brasileña. La persona que te aplica la cera ha tenido encuentros mucho más íntimos con tu labia que cualquier amante o ginecólogo.

Dios, ¡¿qué he hecho?!

Cuando te miras por primera vez ya habiendo terminado y ves toda la piel roja, comienzas a dudar si esta fue tu mejor decisión.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.