1. Imitas el acento de la gente cuando hablas con ellos

Esto se llama el efecto camaleón, significa que aveces imitas a la gente con quién estás interactuando sin darte cuenta. Esto puede ser desde imitar la manera que se para, las expresiones faciales o incluso su manera de hablar o acento.

Existe un beneficio con esto. Imitar a alguien te puede que le caigas mejor a esa persona. Sólo que hay un problemita, si haces esto de manera consciente, podría parecer poco sincero y se perderán los efectos positivos de imitar a esa persona.

2. Accedes a las cosas y luego no asistes

Según un estudio psicológico, la gente suele acceder o hacen planes para sus yo del futuro como si fueran desconocidos y no ellos mismos. Esto no te ayuda porque cuando llega el momento, sigues siendo tú y nada habrá cambiado. Esto significa que te falta empatía por ti mismo.

Pero según señala el estudio, puedes hacer algo al respecto ya sabiendo esto. Cuando alguien te proponga hacer algo al rato o en la semana, piensa si se te antoja en ese momento. De no ser así es posible que no lo vayas a querer hacer tampoco cuando te toque. Hazte un favor y a la gente a la que le quedarás mal y no accedas la próxima vez. Esta bien decir no gracias.

3. Cuentas anecdotas que no son tuyas

¿Nunca le has empezado a contar algo que te sucedió a una persona para darte cuenta por la mitad de la historia que esto no te pasó a ti, sino que a la persona a la que le estás platicando? Esto se llama criptomnesia.

Esto sucede cuando un recuerdo se esconde de tu consciencia. Aún recuerdas la información que tienes en la memoria, pero no recuerdas que es de una memoria. Esto también puede causar que creas que esa idea increíble que se te ocurrió discutiendo con tu grupo de estudios se te ocurrió mientras te estabas bañando hace 5 minutos.

4. Te ríes cuando algo no es chistoso

La risa nerviosa puede ser normal, pero esto no ayuda cuando no te puedes dejar de reír en una situación seria. En un experimento, los participantes le daban descargas eléctricas a actores que ellos pensaban que eran participantes también. Varios de los participantes se reían por nervios al oír los gritos de los actores.

No les parecían chistosos los gritos, la risa era un mecanismo de defensa para disipar la tensión. La gente usa la risa para lidiar con el conflicto, pero también la humillación, enojo, miedo y con frecuencia el dolor.

5. Usas palabras inventadas esperando que la gente te entienda

Cuando no recuerdas la palabra control y estas viendo la tele, es normal que le digas a la gente que si te pasan el “coso” o algo por el estilo. Si esto te ha pasado, se le llama letológica. Es la sensación de tener una palabra en la punta de la lengua, pero te es imposible recordarla.

Suele pasar con palabras que conoces y entiendes pero usas con poca frecuencia. Así es como funciona la memoria. Tu cerebro no es un archivero perfecto, cuenta mucho con los caminos que forjas a través de la repetición para llegar a ciertas piezas de información que necesitas.

6. Siempre llegas tarde a todas partes

La gente con una tendencia de llegar tarde a todas partes suelen subestimar el tiempo que toma completar cualquier tarea. Según investigadores, esto sucede porque la gente no desglosa mentalmente las tareas complejas en partes.

Sabrás que tienes que salir a comprar comida para la cena, por ejemplo, y estimas que te tomará 15 minutos. Te toma 5 minutos llegar al super, así que te parece viable. Pero no estás tomando en cuenta que tienes que buscar tu cartera, pensar qué vas a comer, ver qué más van a querer los demás que comerán contigo, tienes que hacer una lista, tienes que buscar todo lo que apuntaste y luego esperar en fila para pagar. Cuando desglosas todas estas tareas, queda muy claro que no vas a tardar 15 minutos en salir y regresar del super.

Así que antes de decidir a qué hora vas a ver a tus amigos, piensa en cada paso de tu transcurso para calcular bien el tiempo que te tomará.

7. Olvidas para qué entraste a un cuarto tan pronto llegas

Esto es bastante común y tiene que ver con tu entorno cambiando.

Según un estudio, el simple pasar por una puerta es lo que causa esta liger pérdida de memoria. Estás en un pasillo, digamos, y tienes una imagen clara de esto y lo que vas a hacer, pero cuando te vas a la sala, esa imagen mental cambia y algunos de los datos se pierden con este cambio. Por esto puedes olvidar para qué fuiste a la sala.

Y no sólo es un cambio en tu entorno físico que puede causar este efecto. También te puede pasar en la computadora, como cuando abres una nueva ventana porque querías investigar algo sobre una foto que viste, pero reemplazas esa imagen por una pantalla en blanco y pasa lo mismo con tu memoria.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.