Hay que reconocer que para terminar lo antes posible hay veces que maltratamos a nuestro cabello. Te recordamos los fallos más comunes para que procures no cometerlos.

1. No sabes cuál es la mejor y gastas tu dinero en las más cara 

De cerámica, de turmalina, de titanio y hasta de acero… Tienes dudas cuando vas a comprarla y el vendedor te enseña las más caras. “Las que nunca recomendaría serían las de acero -dice David Lesur, socio fundador del salón David Künzle-, pero sobre todo yo insisto a mis clientes en que, antes de elegir una muy cara, busquen entre las de precio medio, porque las hay de calidad igualmente excelente”.

Por lo general, a los estilistas les gustan las de titanio, por sus buenos (y duraderos) resultados. “Desde mi experiencia y punto de vista profesional, son las mejores -opina Anthony Llobet, estilista embajador de TRESemmé en España-. La cerámica es muy buena para planchar el pelo, pero siempre recomiendo las de titanio ya que tienen un calor muy estable con un mínimo de variación. Además, se calientan rápido y tienen cuidado iónico. Por esta razón, transfieren el calor más rápido al pelo y, al tener que pasar la plancha menos veces, se produce menos daño en el cabello”.

2. Tienes mucho pelo y las compras muy anchas para terminar antes

Primero tienes que saber para qué las vas a usar. “Generalmente, si es para alisar el pelo, tenemos que tener en cuenta la longitud del mismo y su grosor”, advierte Llobet. “Si tienes mucho pelo y sólo quieres alisarlo lo más aconsejable es que uses una plancha ancha para tener mejor resultado y ahorrar tiempo. Si lo que quieres es conseguir ondas además de alisarlo, lo ideal es una plancha con anchura estándar. Una ancha puede dejar el pelo demasiado suave a la hora de hacer bucles”.

3. Te has vuelto adicta y abusas constantemente de ellas

Te encanta el resultado y todos te dicen lo linda que vas, así que a la siguiente las utilizas otra vez. Y a la siguiente. Y a la siguiente. Y la secadora que te regaló tu madre aquel cumpleaños, y que en su momento era lo más de lo más, queda al fondo del cajón… Sin embargo, la secadora es mucho menos dañina para el pelo, porque el aire no es tan caliente y porque no está en contacto directo con el cabello. “Por esta razón es indispensable proteger el pelo y tener el mínimo contacto posible con la plancha. Es importante que no la utilices cada vez que laves tu cabello”, insiste Llobet.

4. Protector de calor, ¿qué es eso?

Porque ya tienes bastante con el champú, el suavizante, la mascarilla una vez a la semana, el sérum antiencrespamiento, la crema de peinado… Y cometes el “pecadito” de no aplicar un protector de calor antes de la plancha. Nuevo error. “El protector de calor es indispensable siempre, pero mucho más en el pelo teñido o con mechas, porque está más seco, y con las planchas solo conseguiremos deshidratarlo más”, indica Lesur. Si eliges una fórmula en crema, aplícala en la cantidad justa (tampoco mucha) una vez que hayas secado el pelo. Si es un spray, pulverízalo a unos 20 o 30 centímetros del cabello. En uno y otro caso puedes elegir hacerlo mechón a mechón según vayas pasando la plancha, o bien hacerlo en todo el cabello desde el principio, pero siempre desde la mitad a las  puntas. No hace falta que te lo des en la raíz.

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5. Temperatura a tope

Y lo haces porque crees que necesitas menos pasadas y terminas antes. Las planchas generalmente te permiten elegir entre 160 y 230 grados. “La temperatura a 160 es para pelo fino, dañado y si tienes el pelo teñido. Por su parte, 180 grados es para cabello sano, sin color. Por último, las temperaturas más altas, entre 180 y 230 grados, son para pelo grueso, rebelde y sano. Aconsejo probar primero con 160 grados y que después vayas subiendo. Es importante tener en cuenta, que cuando la temperatura es más baja, siempre es menos dañina para el cabello”, dice Anthony Llobet.

6. Utilizarla con el pelo mojado

Mal hecho. En realidad, lo peor que puedes hacer, según los peluqueros. Antes de las planchas hay que secar el pelo, preferiblemente al aire, y si no con secadora. “Lo ideal es tenerlo seco al 80 por ciento en el caso de las de cerámica o de titanio, y al cien por cien antes de las planchas clásicas”, detalla Lesur.
“Si no le quitamos antes toda la humedad al cabello, lo que haremos con las planchas no será peinarlo, sino cocerlo y cocinarlo”. Y eso es tan malo como suena.

7. Das pasadas hasta que se te cansa el brazo… Y lo sabes

En tu afán de que te dure liso todo el fin de semana, pasas y pasas y repasas plancha… Cuando lo mejor es hacerlo pocas veces, aunque es cierto que esto depende de tipo de cabello que tengas y del resultado que quieras conseguir. Un liso pulido requerirá más trabajo que unas ondas en las puntas. Llobet aconseja: “Pásate la plancha las mínimas veces posibles y si con una pasada o dos consigues el resultado que buscabas es mejor no darle más calor al cabello. Cuanta mejor calidad tenga tu plancha, menos veces tendrás que pasarla”.

8. No utilizar productos de acabado

Porque ya te has pasado 25 minutos plancha que te plancha y crees que si te aplicas algo encima, el pelo se va a ondular. “Productos como Exquisite Oil de Biolage son perfectos para poner el punto final, sublimar el brillo y dejarlo, sin apelmazar, más pulido. Con este tipo de fórmulas basta con utilizar muy poquito, de medios a puntas”, concluye Lesur.

Fuente: SModa