“Es como un temblor de tierra”, le explicó José Arcadio a su hermano en ‘Cien Años de Soledad’ cuando hablaba del hecho de estar con una mujer. Los orgasmos han sido el mayor movimiento social. Promueven guerras y paz, promueven industrias millonarios como el porno y la moda. Generan expectativas altas en el amor y sí provocan fuerte terremotos cuando estamos más débiles.

Y si los orgasmos en general han sido el blanco de miles de estudios, el de las mujeres en particular no se queda atrás. La opción de tener múltiples llegadas de placer y varios puntos para que explote esa sensación en el cuerpo las hace dignas de los laboratorios.

Pues bien, la ciencia nos muestra algunas razones –que jamás imaginarías- que podrían estar impidiéndote llegar al orgasmo:

1. Pasar el día sentada. Así que, oficinistas, tómense en serio eso de las pausas activas porque estar todo el día en una silla podría ser un obstáculo para llegar al orgasmo. Cuando los músculos pélvicos están demasiado contraídos por un largo tiempo, las respuestas a ciertos estímulos se tardan o a veces no aparecen. Tomarse descansos de la silla durante el día puede ayudar a disminuir los efectos.

2. Usar tacones demasiado altos. Sí, sí, muy lindos y muy sexys, pero al parecer cero saludables para el placer. El arco de los zapatos de tacón es muy similar a la posición de la pelvis de la mujer cuando se tiene un orgasmo; así que, mientras más tiempo se lleven, los músculos se contraerán más. ¿El resultado? A la larga se imposibilta el reflejo durante el clima sexual. Es decir que el cuerpo no puede discernir entre si estás usando zapatos altos o estás teniendo el mejor sexo de tu vida. 

3. Tomar bebidas gaseosas y alcohólicas. Colágeno y elastina no son sólo los ingredientes de las cremas antienvejecimiento, son moléculas necesarias para que el cuerpo tenga flexibilidad. Pero esto sólo se logra con una buena cantidad de un líquido especial: AGUA. Si lo único que tomas es cerveza y refresco no te asombres de no poder estirarte tanto como antes.

4. No hacer ruido. Nos hemos quejado hasta el cansancio de que la pornografía ha exagerado el tema del ruido durante sus producciones, pero este es necesario para lograr estimular al cuerpo. Tener sexo es una experiencia sensorial que tendría que sentirse y expresarse desde todos los puntos corporales. No se trata de tener un concierto sinfónico, sino de relajarse y dejar que el cuerpo hable cuando el placer está llegando.

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5. Manos a la obra. La masturbación es lo más sano del mundo. No sólo es capaz de proveernos de un placer rápido e indoloro sino que nos muestra los diversos caminos que tenemos para llegar a ello. Conocernos más hará que podamos tener mejores relaciones sexuales con los otros. ¿Cómo sabrás explicarle a alguien lo que te gusta si tú ni siquiera lo sabes?

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6. Oxitocinas bajas. La hormona del sexo como podríamos llamarla está particularmente relacionada con los patrones sexuales y las contracciones uterinas. Los bajos niveles de esta hormona pueden estar relacionados con la ansiedad y el estrés. La oxitocina se activa en la mujer cuando se experimentan momentos previos al placer. Lo que lleva a decir que un buen juego previo es fundamental para ello.

7. Poco ejercicio al suelo pélvico. Aguantar demasiado para ir al baño o ir demasiadas veces puede ser una razón para esto. El suelo pélvico es una estructura muscular que sirve de apoyo y sostén a los órganos pélvicos, como la vejiga, el útero y el recto. Si esta estructura no se mantiene firme varias de las funciones de esos órganos empiezan a fallar produciendo desde incontinencia urinaria hasta disfunciones sexuales. 

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8. Tu compañero no es el adecuado. Asumamos que a veces el chico que tenemos al lado no es un buen amante, o por lo menos no con nosotras. Las diferencias sexuales también ocurren por incompatibilidades en la cama. A uno le gusta hacer algo que al otro no, o en definitiva no se entienden. El sexo debe ser algo natural y fluido, sino pasa así algo está fallando.