dinero ahorrador

Se requiere de una persona muy distinta para enfrentarse a los desafíos diarios de llevar una vida ahorradora. Ya sea que vives en austeridad por elección o por necesidad, hay algunas circunstancias que sólo la gente ahorradora podría entender.

Depende de cómo lleves este estilo de vida, podrás ser visto como una persona que maneja su dinero inteligentemente o un avaro excéntrico.

1. Atascarte en los bufetes

Te encanta aprovecharte del hecho que dice “todo lo que puedes comer,” tanto que hasta te saltas el último almuerzo antes del bufett para poder comer, pues, todo lo que puedas. Sueles entrar con ya un plan en mente de qué parte de las mesas de autoservicio atacar primero. Te encontrarás en algún momento sudando toda esa carne que no pudiste desaprovechar y terminarás en alguna especie de coma inducida por comida, casi como un oso.

2. Perder amigos por dividir las cuentas hasta el último centavo

Eres el campeón de lo que es justo y de ahorrar lo que se pueda, aún cuando se trate de cubrir el costo de cada papa que se sirvió para el centro. No pagarás ni un centavo más ni uno menos de lo que te corresponde y sientes cierto orgulloso al tener tu cuenta en un número cerrado. Tus amigos, sin embargo, no ven esto como un gran logro después de que tomaste 20 minutos haciendo las cuentas de lo que cada quien debe.

3. Limites de condimentos comiendo fuera

Uno de tus mayores trucos para ahorrar cuando comes fuera es pedir el platillo más barato (y aveces insípido) en el menú. Sencillo suele equivaler a menos dinero, pero tu truco es ponerle los condimentos a tu hamburguesa de diez pesos para darle ese sabor que no tiene. El problema es cuando te cobran por los condimentos adicionales y no puedes obligarte a pagar por eso.

4. Tus amigos sienten envidia de tu dieta de puro carbohidrato

Cuando tus recursos son muy escasos para un almuerzo con poco sabor, recurres a lo que hay gratis en la mesa, ya sea agua o pan. Tú estás perfectamente contento con la selección de pan sin tener que pagar un centavo. Tus amigos envidian como no te molesta que te estas nutriendo con pura basura que te hará subir de peso sin pagar nada, mientras que ellos tienen que pagar por su ensalada.

5. Dependes de pantalones desabrochados en lugar de comprar nuevos

Cuando tienes un presupuesto, eres el primero que busca alguna forma de economizar cualquier necesidad costosa. Tras un mes de comer puro pan, tus pantalones podrán sentirse un poco apretados. Con tu presupuesto no puedes pagar por que te los hagan más grandes y mucho menos puedes comprar unos nuevos, así que tu solución es sencillamente desabrocharte el pantalón. ¡Así es cómo ahorra un genio!

6. Le regalas sin querer el mismo regalo que esa persona te había regalado

Cuando se trata de épocas de navidad y tienes que comprar regalos para todos, tú ya lo tienes resuelto desde el año pasado. Los regalos que no te gustaron mucho o de plano, los sigues conservando con todo y su envoltura original. Eres agradecido, pero no porque te haya gustado el regalo, de hecho, no te sirve y ni lo quieres, pero es perfecto para el regalo que tendrás que darle a alguien en la siguiente ocasión.

Luego se te olvida quién te dio ese regalo en primero lugar y se lo terminas regalando de vuelta. Ahora la persona no va a entender por qué le dijiste que te encantó tanto su regalo si se lo estas regresando ahora. Si piensas rápido, le puedes decir que te encantó tanto el regalo, que crees que esta persona también se merece uno igual. Te salvaste de una situación muy incómoda.

7. Aceptar que estarás enfermo todo el año para no tener que pagar por una consulta con el doctor

Conociéndote, seguro tendrás el seguro médico más económico que pudiste conseguir con el deducible más alto. Esto puede ser buena idea si siempre estás sano, pero cuando sientes un malestar fuerte, prefieres dejar que se hunda el barco en lugar de pagar ni una fracción de ese deducible, pero al menos conservas tu dinero.

8. Hacer tardar la fila porque tus cupones no son válidos

Antes de entrar a una tienda, te armas con cupones que hasta puedes acumular para conseguir descuentos de hasta el 90% y entras con una sonrisa. Pero aveces las políticas de las tiendas le ponen un alto a tus planes y sólo puedes usar uno de los cinco cupones que intentaste usar. Luego tienes que tolerar las caras y los prejuicios de la gente mientras consigues que el gerente te ayude a conseguir el descuento completo de lo que quieres.

9. Finjes estar ebrio durante la hora feliz, pero sólo has estado bebiendo agua

A nadie le gusta un aguafiestas en ocasiones que son para festejar, pero las copas no son precisamente económicas. Afortunadamente tienes una personalidad super extravagante y puedes hacerte el ridículo como se te antoje. ¿Quién dice que tienes que estar sobrio para divertirte?

Publicado por Othón Vélez O’Brien.