Normalmente estos timelapse de selfies para ver cuánto cambia una persona a lo largo del tiempo no son muy largos y abarcan lo que sería un año, más o menos, como máximo.
Lo que destaca en este timelapse es que abarca siete años de la vida de este joven. Si eso no es dedicación, no se qué es.
Algo que me pareció curioso es que en siete años no pudo sonreír en una sola foto.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.