Algo tan simple como abrir las cortinas o asomarte por la ventana después de levantarte por la mañana puede ayudar a perder peso. Así lo asegura un estudio realizado por la Escuela de Medicina de la Northwestern University en Estados Unidos.
Según la revista de salud femenina Women’s Health, los investigadores pidieron a 54 participantes de un promedio de 30 años de edad, que usaran un monitor de muñeca que seguía su exposición a la luz matutina durante 7 días seguidos. Además, debían comer como lo hacían habitualmente y registrar su consumo diario de calorías.
Tras analizar los datos, se descubrió que las personas más expuestas a la luz de la mañana tenían un Índice de Masa Corporal (IMC, relación peso-estatura) más bajo, sin importar su edad, nivel de actividad física o hábitos alimenticios.
Los autores del experimento creen que esto se debe a dos posibles razones. La primera es que quienes reciben luz natural más temprano en la mañana tendrían sus relojes corporales internos más sincronizados, lo que aumenta las probabilidades de que tengan un horario natural y constante de sueño. Eso, a su vez, ayuda a que el metabolismo sea más eficiente y el individuo tenga un peso más saludable.
Por otro lado, la segunda razón puede ser que por naturaleza, la luz de la mañana es mucho más fuerte que la de tarde. Esto se debe a que hay una mayor cantidad de luz azul en la mañana y este tipo de luz tiene efectos más fuertes sobre el ritmo circadiano.
Los investigadores indican que sólo se necesitan 20 a 30 minutos de luz entre las 8 a.m. y el mediodía para que surta efecto.
Para quienes trabajan temprano, probablemente es más fácil cumplir con este requerimiento, pero aquellos que entran más tarde también pueden cumplirlo, intentando despertarse más temprano y disfrutando un café o té al aire libre o asomados en la ventana.