Científicos en la Universidad de Liverpool han codificó el genoma de la ballena boreal que se estima que puede vivir más de 200 años con pocas posibilidades de morir por enfermedades.
Esta investigación podrá brindar nuevas perspectivas sobre cómo los animales y los humanos pueden lograr mayor longevidad.
Se cree que grandes mamíferos como las ballenas, con 1000 veces más células que los humanos, corren menor riesgo de desarrollar cáncer, indicando que estas criaturas tienen mecanismos naturales que previenen las enfermedades más eficientemente que aquellos en otros animales.
Secuenciar el genoma de estas ballenas mostraron cambios en la información genética relacionada con la división celular, la reparación del ADN, enfermedades y el envejecimiento que con más análisis podría ayudar futuros estudios sobre la longevidad y la resistencia contra el cáncer.
Nuestra comprensión sobre las diferencias entre la longevidad en diferentes especies es bien reducida, por lo tanto, estos descubrimientos brindan buenos candidatos para futuros estudios. Se cree que las diferentes especies han adquirido ciertos “trucos” para conseguir vivir por más tiempo y al descubrir estos “trucos” de las ballenas las podríamos aplicar para los humanos para poder luchar contra enfermedades vinculadas con la vejez.
Estos estudios también nos ayudarán a entender mejor por qué hay una diferencia tan remarcada en tamaños entre diferentes especies.
El genoma de esta ballena es el primero en ser codificado entre ballenas grandes, así que esta nueva información podría ayudar a revelar las adaptaciones fisiológicas relacionadas con el tamaño que no hemos podido estudiar detalladamente antes.
Las células de ballena tienen un ritmo metabólico menor que el de animales más pequeños y se descubrieron cambios en un gen específico relacionado con la regulación térmica que podría estar relacionado a las diferencias metabólicas en las células de las ballenas. Esto nos ayudará a entender por qué y cómo estos animales adquirieron un tamaño tan grande.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.