Ariel, la sirenita, vivía en Atlántica, una sociedad de gente subacuática en algún lado del oceano Atlántico. ¿Pero cómo sería Ariel si sus descendientes hubieran evolucionado y vivido en otra parte que no sea su ciudad natal?
Aquí te explicaremos cómo hubiera evolucionado la raza de Ariel si hubiera tenido que adaptarse a las condiciones de otro mar:
Ariel del arrecife
En arrecifes uno esperaría de los fenotipos más atractivos que podría incluir patrones bellos de colores en las colas, muchos ejemplos de imitación y una vista increíble para poder aprovechar las aguas super limpias y claras. Volantes, color y ser llamativo es lo que destacaría a las sirenas de los arrecifes. También serían tan pequeñas que podrían esconderse dentro del coral de depredadores.
Ariel del mar abierto
La gente marina que viviera en el mar abierto tendrían que ser rápidos debido a las distancias que tendrían que recorrer. También es muy probable que serían muy sociables, por lo tanto, habrían evolucionado para adquirir unas habilidades comunicativas avanzadas y sabemos que la voz de Ariel es codiciado por su belleza. Estas adaptaciones brindarían una forma de mantenerse comunicados a pesar del enorme tamaño del mar abierto.
También variaría su color en el mar abierto. Su espalda debería ser un color más oscuro y la parte de abajo sería más claro para que fuera más difícil ser vista por depredadores. Ya que el mar abierto es un lugar peligroso, debería ser liso su cuerpo sin volantes ni nada que le genere resistencia al desplazarse cuando se trate de escapar de un depredador.
Ariel del ártico
En el ártico uno debería ser más gordo para protegerse de las temperaturas heladas debido a genes de anticongelamiento. También sería de los seres marinos más lentos debido a que su metabolismo sería muy lento como el resto de las criaturas del ártico. También sería blanca para ayudarla a camuflarse en caso de algún depredador ya que no sería muy rápida. Sus genes y la grasa en su cuerpo la ayudarían a mantenerse caliente.
Ariel de las profundidades
En los mares más profundos, las sirenas habrían evolucionado para tener ápendices largos para brindar un mejor sentido del tacto para orientarlas debido a la completa falta de luz que eliminaría la necesidad de tener vista. Por esta misma razón, algunas adquirirían bioluminescencia para atraer a potenciales parejas o presa. Debido a que el alimento sería escaso en estas partes, Ariel tendría unos dientes largo y afilados para atrapar a su presa.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.