Esta concesionaria Fiat se mantuvo activa por varios años hasta que en 1981, el dueño de la misma decidió cerrarla cuando la empresa Fiat obligó al empresario a elegir si vender sólo coches o vehículos pesados. El empresario eligió la segunda opción y las puertas de la concesionaria cerraron.
Desde entonces han pasado más de 30 años y 200 coches han permanecido abandonados en el edificio sin que nadie interviniera. Hace apenas unos años, las reliquias fueron descubiertas y se organizó una subasta donde la antigua colección fue vendida a un precio súper accesible considerando que estos automóviles fácilmente podrían ser clásicos de colección. Un verdadero tesoro para los amantes de la renombrada marca Fiat.