“Trabajar duro por algo que no te importa se llama estrés. Trabajar duro por algo que amamos se llama pasión.” Simon Sinek.
Nadie puede negar que en la sociedad de la que somos parte el dinero es fundamental para vivir. Con dinero compras comida, con dinero pagas la renta, te transportas, te comunicas, te vistes.
Y si no eres millonario o te dedicas a alguna actividad ilícita que deje grandes cantidades de billetes en tus bolsillos, tienes que hacer lo que la mayoría de los mortales, trabajar.
Eso fue lo que me pasó, conseguí un trabajo de tiempo completo y un buen sueldo; sin embargo, no estaba relacionado con lo que yo había hecho anteriormente, y digamos que tampoco tenía mucho que ver, en realidad no tenía nada que ver con mis intereses e ideales.
El primer día llegué más puntual de lo debido, me citaron una hora antes, y esperé 30 minutos para ser atendida. Como en todos los nuevos trabajos, me dieron una explicación de mis funciones, aunque muy escasa para lo que yo realmente necesitaba. El día transcurrió relativamente normal aunque debo confesar que me sentía totalmente perdida, y quien debía de entrenarme estaba demasiado ocupado para hacerlo.
Al segundo día nuevamente fui la primer persona en llegar. Las tareas que correspondían a mi puesto se me asignaban sin que yo supiera la manera correcta de realizarlas; y ahí estaba yo intentado crear un nombre para un color, cuando en realidad lo que yo deseaba hacer era salir a caminar, escribir lo que quisiera escribir, sentir que el tiempo, mi tiempo me pertenecía.
Esta no es una de esas historias en las que pasan años para darte cuenta de tu verdadera pasión, yo no necesité más de 48 horas para darme cuenta de que eso no me hacía feliz, sino todo lo opuesto, infeliz y vacía; y que si bien el dinero es necesario, de algún modo llegaría a mí; pero el tiempo que yo dejaría pasar sentada en esa silla jamás regresaría.
Tomé la decisión de dar las gracias y expresar de la manera más sincera que eso no era lo que quería hacer en mi vida, y por lo mismo no le encontraba sentido alguno.
Y es que en verdad el tiempo es lo más valioso que existe, no se puede comprar ni vender, y al estar plenamente consciente de que es mío, decidí que la mejor forma de gastarlo, o mejor dicho invertirlo, fue al salir de esa oficina y buscar hacer lo que me apasiona.
¿Cuánto tiempo estás dispuesto a perder en un trabajo donde no eres pleno o en una relación que te desgasta más de lo que te llena o en cualquier otra cosa que no te hace feliz?
Creo que la vida es muy corta como para permitirte pasar más tiempo sin disfrutar cada aspecto de ella.