Si te propones hacer todas las cosas en tu lista de qué-hacer-profesional tan pronto posible, es posible que para cuando estés terminando ya no tengas la fuerza para acabar.
Tu cerebro es como un músculo, para que funcione de la manera más óptima, necesita descansar y recuperarse.
La presión de sacarle todo el provecho de tu potencial puede ser pesado, haciendo que te enfermes, que te termines recluyendo o que dejes de hacer cosas como ir al gimnasio a cambio de dormir más. También perjudica todos tus esfuerzos, porque al andar con las carreras, haces multitasking, lo cual puede resultar en que tengas que corregir más errores, matando la productividad. Lo cual en cambio te hace sentir con más estrés y además, derrotado.
Aquí te explicamos cómo mantener tus aspiraciones, pero sin morir en el intento:
Encuentra tu punto clave
A veces los días largos del trabajo pueden ser inevitables. Pero cuando sea posible, asigna un incremento de tiempo específico para una sola tarea, 30 a 45 minutos es lo mejor para la mayoría. Luego pásate a una tarea menos intensa, como contestar correos, organizar tu escritorio, etc, por la misma duración.
Si no terminaste con la primera tarea, regresa a esa por la misma cantidad de tiempo. Calibras tu horario para estar sincronizado con tu capacidad de atención, así que estás sacándole el mayor provecho a tu cerebro.
Así de cierto modo acostumbras a tu cuerpo para hacer las cosas en pequeños lapsos, dándote tiempo para descansar mentalmente en lugar de drenar toda tu energía de una.
Haz tiempo libre
Una agenda llena puede ser estresante, pero si en tu agenda incluyes descansos, como una hora para leer o sacar a pasear tu perro, puede reducir el estrés porque te da la misma cantidad de tiempo para disfrutar que para trabajar.
También puedes entrenar la mente para no sentirse abrumado al inicio de un día lleno al máximo. Como tu horario ya te está dando un tiempo asignado para descansar, no deberías de preocuparte.
Haz como si fueras tu propio secretario
Como una persona que logra mucho, sueles tener expectativas muy altas de ti mismo. Así que al crear tu horario semanal, finge que estás haciéndolo para tu jefe o tu mamá. Si te sentirías mal exigiéndole tanto, no te hagas a ti lo mismo.
Piensa en el fin de semana más como el inicio de la semana
Nos encantan nuestros días libres, pero usarlos únicamente para divertirte o descansar hará que el lunes te pese aún más. Si pasas al menos 20 minutos en sábado para hacer tu lista de qué hacer en la semana, o al menos para el lunes, sentirás más control lo cual es importante para hacer las cosas.
Los fines de semana se vuelven más un periodo para recargar energía y te hará sentir menos agotado.
Deja de quejarte del futuro
Todos nos quejamos tras una semana dura, y en pequeñas dosis está bien. Pero algo que deberías dejar de hacer es quejarte de cosas que no han pasado. Cuando piensas que al semana va a ser horrible, aumentas tus niveles de estrés. Mejor piensa en cómo vas a tener una semana productiva y exitosa y tendrás más ganas de seguir adelante.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.