Hay gente con tan buena suerte que caen desde la estratosfera sin paracaídas y sobreviven y luego hay gente con tan mala suerte que se tropiezan, caen de cabeza y se mueren.
Aquí nos enfocaremos en aquellos que seguro tienen un ángel de la guarda cuidándolos en todo momento.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.