Quizá estos días te cueste trabajo hablar de cosas positivas, y la verdad se vale quejarse cuando las cosas no están del todo bien, pero quejarte todo el tiempo puede tener sus repercusiones emocionales al tenerte siempre bajo un estado de estrés.

Pero tampoco es sano mantenerse positivos hasta en las peores situaciones. Aquí te explicamos un poco de lo que es la positividad tóxica y cómo evitarla:

¿Qué es la positividad tóxica?

Esta es una frase que se usa para describir el optimismo a pesar de estar en una situación negativa o estresante.

El problema con sólo permitir pensamientos positivos en tu cabeza es que terminas reprimiendo las emociones negativas, como el miedo, preocupación, tristeza, ansiedad, etc. Pero estas son emociones reales y no las puedes desaparecer así porque si y eventualmente tendrás que enfrentarlas.

Además, puede ser difícil juntarte con alguien que no deja el positivismo ni por un segundo. Esta clase de persona no es realista y hasta puede dañar las amistades si no te permiten expresar cualquier cosa que no sea positiva.

¿Cómo encontrar el balance entonces?

Balance es la palabra clave aquí. Tu meta debería ser darte permiso de quejarte cuando sea necesario y sin exagerar. Aquí hay tres estrategias que te ayudarán para estas situaciones:

Toma acción

¿Te quieres desahogar? Di en voz alta cómo puedes mejorar la situación que te está causando frustración? Esto te ayuda a mantener una mentalidad crítica sobre situaciones y entender tu papel en perpetuarlas.

Luego pregúntate cuál es el siguiente paso. Puede ser tan simple como ponerle mute a alguien que sigues en redes que prefieres no enterarte de lo que comparte. Incluso si esta acción te puede incomodar un poco o requiere de algún esfuerzo, házlo.

Empieza y termina en lo bueno

Empieza y termina cada conversación con algo positivo, así todas tus quejas quedan en medio de eso. La idea es practicar la gratitud sin ignorar lo malo.

Reprimir tus emociones negativas sólo te hará sentir peor después.

Incorpora este hábito aunque estés reflexionando sobre tu día sola o afuera comiendo con tus amigos. El entusiasmo se vuelve contagioso además.

Haz que se escuchen tus necesidades

Las relaciones y amistades pueden sufrir cuando te quejas constantemente sin llegar a nada. Piensa en las veces que estás desahogándote con alguna amiga y tras su silencio le reclamas por no decirte nada y te responde «no sé qué más quieres que te diga».

Primero es bueno empezar averiguando si esta persona está dispuesta a escucharte ahorita ya que puede que tenga sus propios problemas con los que esté lidiando. También hay que ser específicos cuando quieres un consejo o algo.

Puedes decir algo como «sólo quiero desahogarme un poco» o «esto me sucedió y me gustaría saber cuál es tu opinión.» De esta manera dejas saber a esta persona con la que estás hablando que vas a sacarlo todo y has aclarado si buscas consejos o simplemente que te escuchen.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.