Si dos coches del MTA chocaran, el resultado sería catastrófico. Pero eso no ocurre en la última animación del director argentino Fernando Livschitz.
Al igual que en sus películas anteriores, que convierten lo mundano en lo bizarro, “Pillow Fight” reimagina los elementos ordinarios del paisaje urbano como cojines flotantes. Taxis amarillos, una pasarela elevada e incluso edificios reciben una curiosa y acolchada actualización al chocar entre sí sin causar ningún daño.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.