Ubicadas en caravanas oxidadas o flotando sobre vastos paisajes, pequeñas esferas luminosas que recuerdan al sol, las estrellas y tecnologías de otro mundo pueblan la última obra de Andrew McIntosh.

En exhibición con James Freeman Gallery para la British Art Fair, The Calling evoca el interés de McIntosh por el misterio y la magia. Este artista escocés, radicado en Londres, a menudo evoca los paisajes exuberantes y dramáticos de las pinturas románticas, los cuales reinterpreta con un giro sobrenatural.

Obras como “Étaín” y “Brighid” recuerdan trabajos anteriores de McIntosh, que incorporan portal encantadores en casas rodantes, un símbolo del espíritu aventurero. Estas nuevas pinturas posicionan vistas amplias del océano dentro de las casas móviles, contrastando la inmensidad del mar con los diminutos confines de la caravana.

The Calling también da un paso atrás para ofrecer una mirada amplia a las maravillas naturales. Formaciones terrestres expansivas, como el archipiélago de St. Kilda en Escocia y el Monte Everest, están veladas en un lavado brumoso de naranjas y rosas, mientras que las esferas iluminadas flotan a lo largo de sus bordes.

Estas obras exploran “cómo la naturaleza en todo el mundo, como las laderas montañosas del Everest y el K2, tiene el poder de actuar como anfitrión de lo inexplicable y lo misterioso”, comparte McIntosh, añadiendo que “hablan de una necesidad de involucrarse con algo más grande, algo que trasciende nuestra sustancia física”.

McIntosh

Publicado por Othón Vélez O’Brien.