Unos parches para la piel que liberan estrógeno en la sangre pueden ser un tratamiento más barato y seguro para el cáncer de próstata que las terapias actuales, según un estudio. El tratamiento más usado hoy en día se basa en inyecciones de una sustancia química que corta los niveles de testosterona -la fuerza motriz de muchos cánceres de próstata- pero causa efectos secundarios.
Científicos del Imperial College de Londres compararon la aplicación de parches con inyecciones en 254 pacientes.
El resultado, publicado en Lancet Oncology, fue que los parches eran seguros y evitaban efectos secundarios parecidos a los síntomas que aparecen durante la menopausia.
Más estrógeno para menos testosterona
Desde hace mucho tiempo se usa estrógeno para combatir el cáncer de próstata.
El estrógeno y la testosterona son sustancias químicas muy parecidas, por lo que aumentar de forma gradual los niveles de estrógeno en el cuerpo puede reducir la cantidad de testosterona producida y así ralentizar el crecimiento de este tipo de cáncer.
El consumo por vía oral de estrógeno provoca significativos problemas de salud, incluida una sobredosis en el hígado.
Este órgano produce sustancias que causan coágulos en la sangre, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Por eso, el tratamiento por excelencia son las inyecciones de LHRHa (hormona liberadora de hormona luteinizante), que reduce la producción de estrógenos y testosterona.
Sin embargo, también tiene efectos secundarios parecidos a los que sufren las mujeres durante la menopausia.