Aunque las lesiones impiden regularidad en los Tigres de Quintana Roo, el entrenador Matías Carrillo dice que está tranquilo, pues el equipo, pese a todo, se mantiene cerca del promedio de .500.
«Estamos tranquilos, lo importante es que a pesar de las lesiones, jugamos pelota de .500, y pues ahora hay que aprovechar jugar en casa para seguir en la pelea», dijo.
El equipo de los Tigres jugó la noche de este martes el primero de la serie ante los Guerreros de Oaxaca con dos bajas en su cuerpo de lanzadores, su abridor José Miguel Ramírez y su cerrador, el cubano Luis Ramírez, quienes fueron a Toluca, Estado de México, a someterse a una revisión médica.
De acuerdo con los primeros reportes, se descartan lesiones graves en ambos peloteros, por lo que Matías Carrillo podría utilizar al «Cora» Miguel Ramírez el fin de semana ante los Rojos del Águila de Veracruz.
Sin embargo, el taponero antillano, Luis Ramírez, deberá cumplir 10 días en la lista de lesionados.
Al repecto, el manager admitió en entrevista que las lesiones le impiden establecer un orden al bate definitivo, que el picheo responde gracias al trabajo de Santos Hernández y que ahora sólo falta alcanzar el ritmo.
El «Coyote» Carrillo agregó que sobresale también el esfuerzo y dedicación de los peloteros que, en espera de una oportunidad, tienen un buen trabajo pero, sobre todo, que aprovechan el momento para dar una buena actuación.
Este martes ante Oaxaca los problemas de lesiones obligaron al entrenador de los Tigres a debutar a Edwin Wilson como lanzador.
El pelotero jugó en 2007 y 2010 como infielder con los Diablos Rojos y los Tecolotes de los Dos Laredos, y tuvo participación sacando dos autes, ponchando a un rival.
Los Tigres tienen en este momento marca de 10 triunfos por 11 derrotas.
NTMX