En la exposición retrospectiva, con testimonio de técnicas y propósitos del pintor Julio Díaz Rubio, en el Museo de Cáceres, su ciudad natal, se advierte la capacidad del dibujante que plasma en el papel imágenes de un mundo mítico que nos recuerda escenas de El Bosco, un mundo feliz de ensoñaciones que alterna con otra temática donde refleja una mirada personal del mundo y de sus gentes; discurso que, tratado con la técnica del óleo, revela su realidad. Máxime cuando retrata a su familia y a sus amigos recogiendo con la expresión el carácter de cada cual.

Se trata de un pintor entregado a su obra. Julio Díaz Rubio (1984) es un artista joven fiel al arte que mana de sus facultades mentales y, por ello, ajeno a entrar en modos y modas que tratan de llevar la producción a derroteros filosóficos o socio-políticos comprometidos con cada tiempo, arte de representación sujeto a guión y necesario de sus correspondientes manuales. Se licenció en Bellas Artes en la Facultad de la Universidad de Salamanca donde ya destaco en dibujo morfológico y pintura. Y en su aún corta trayectoria profesional su producción destaca por la solidez de planteamientos y por todo lo que sugiere e inspira. Se trata de un valor en alza; una realidad con valores suficientes para, sin entrar en aventuras que no van con su carácter, sentar cátedra.

Escribe José Miguel Carrillo de Albornoz que ‘su pasión por la figura humana es innegable. Su deseo de entrar en el alma es a veces casi doloroso. Este constante deseo de ver más allá de la apariencia lo hace sin duda uno de los mejores retratistas que ha dado nuestra tierra’. Retratos, con otros óleos y dibujos en la exposición ‘La mirada interior’ de Julio Díaz Rubio, abierta en el Museo de Cáceres, hasta el 16 de junio de 2013.

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Info en Punto. 06 Mayo 2013.