* Opinan autores como Guillermo Arriaga, Ramón Obón y Maryse Sistach sobre la mala paga de la obra fílmica
Por Nancy Mora Nieto
Ser escritor de cine resulta ser un oficio muy satisfactorio e indispensable para que una película pueda tener éxito o no, sin embargo, diversos autores mexicanos coinciden que es una tarea poco valorada y redituable.
Recientemente el escritor, productor y director cinematográfico Guillermo Arriaga, señaló durante su participación en la XV Convención de la Cámara Nacional de la Industria Cinematografica y del Videograma que ser escritor de cine es un trabajo de tiempo completo, que requiere de disciplina, constancia y rigor, pero también es mal pagado y obliga que “tengamos que dedicarnos no sólo a escribir sino también a dirigir”.
Aseguró que su labor no es nada sencilla, “un escritor no debe dejarse vencer por una hoja en blanco, escribir es un acto que requiere de capacidad de diálogo y sobre todo ver la escritura cinematográfica como un oficio”.
Pero difícilmente puede haber rigor y compromiso si el trabajo no es bien pagado, “un escritor no puede escribir en sus tiempos libres, requiere disciplina, pero también necesita comer”, aseguró el escritor de “Amores perros” (2000), “21 gramos” (2003) y “Babel” (2006), entre otros.
Al respecto, el cineasta mexicano Ramón Obón, quien ha escrito más de 150 guiones cinematográficos, reconoció que ser escritor de cine es una profesión indispensable para la industria, porque “el éxito de una película depende en gran medida de la calidad de la historia”.
Destacó que una de las problemáticas por las que atraviesa un escritor de cine, es que tiene que dedicar su trabajo y esfuerzo en escribir una historia que no siempre llega a ser filmada, “tiene que promoverla para ver si es beneficiada con apoyos oficiales y sólo si la autorizan puede percibir una paga real”.
Lo anterior resulta ser una posición injusta, abundó el guionista de cintas como “Pánico” (1966) “Pedro Navaja” (1984) y “Morgana” (2012), porque a esto se suma que siempre el mayor crédito de un filme se lo lleva el director, o incluso, los actores.
“Creo que el éxito de una película es resultado de un trabajo en conjunto, pero el escritor de la historia es del que menos se habla, se olvidan de él, y creo que esto pasa sobre todo en México, porque en países como Estados Unidos tanto los directores como actores sí valoran el trabajo del escritor”, manifestó.
En opinión de la productora, directora y guionista de cine Maryse Sistach (Perfume de violetas) el trabajo de guionista no es lo suficientemente valorado en la industria cinematográfica, “el cine es un arte en el que intervienen muchos creativos y el papel del guionista es fundamental”.
Coincidió con Obón en que existe la tendencia a otorgar todo el crédito al director de cine, “creo que más que una rivalidad entre el director y el guionista, es necesario que exista una complicidad entre ambos, es un trabajo conjunto, pero al final, al momento de los reconocimientos, se ve una marcada diferencia”.
Por otro lado, Sistach recordó aquellas épocas en las que en México las adaptaciones al cine de obras literarias tuvieron gran éxito, pero tenían detrás de si la firma de autores como Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes o Carlos Enrique Taboada.
Ejemplos de lo anterior hay muchos, como el filme “En este pueblo no hay ladrones” (1965), basada en un cuento homónimo de García Márquez; “Tiempo de morir” (1966), escrita por Carlos Fuentes y García Márquez, o “Como agua para chocolate”, basada en el libro de Laura Esquivel, por mencionar solo algunos.
México, 19 May. (Notimex)