Retirada, retirada, retirada. Yen, yen, yen. Los mercados financieros del mundo están obsesionados con únicamente dos cosas en este momento: el potencial principio del fin de las compras de bonos de la Reserva Federal (Fed) y cómo le está yendo a la moneda de Japón.
Eso ha creado una gran confusión para los inversores. Considera esto: hay muchos rumores de que el dólar se está debilitando frente al yen (y el euro) debido a las preocupaciones sobre si la Fed reducirá, o amainará su programa de flexibilización cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés).
Si te detienes a pensar en ello, no tiene ningún maldito sentido. El presidente de la Fed, Ben Bernanke, ha sido satanizado por los halcones de la inflación debido a la QE. Los críticos de la Fed creen que Bernanke ha estado deliberadamente destruyendo el dólar mediante la compra de más y más bonos y valores respaldados por hipotecas. La suma mensual actual de la QE es ahora de 85,000 millones de dólares de compras cada mes.
Los detractores de Bernanke tienen un punto. El valor del US Dollar Index -que hace un seguimiento de la divisa estadounidense contra el yen, el euro, la libra esterlina, la corona sueca, el franco suizo y el dólar canadiense- ha caído 8% desde que la Fed lanzó el primer QE en noviembre de 2008.
Así que si la Fed finalmente está alistándose para retirarse de estas compras de bonos, ¿no debería el dólar subir?
“Es ilógico. El dólar ya debería estar reaccionando de una manera positiva, pero no es así”, dijo el jefe global de gestión estratégica de AFEX (una compañía de soluciones de pago internacional con sede en Encino, California), Guido Schulz, “Hay un entorno extraño en este momento”, indica.
Lo que puede estar ocurriendo es que el dólar representa tan solo un daño colateral a lo que está sucediendo en Japón. El yen se había debilitado considerablemente a principios de este año debido a las nuevas políticas implementadas por el primer ministro Shinzo Abe y el Banco de Japón (también conocidas como Abenomics) para ayudar a inflar la economía japonesa. Pero la ausencia de más estímulo ha asustado a los inversionistas japoneses. El Nikkei ha caído en territorio bajista a medida que el yen ha comenzado a fortalecerse.
En pocas palabras, el yen bajó y las acciones japonesas subieron demasiado y demasiado rápido. Ahora estamos viendo el proverbial día del juicio final, pero habría que pensar que en algún momento relativamente cercano la normalidad volverá a los mercados japoneses.
Cuando eso suceda, los inversionistas tendrán que observar de nuevo lo que está pasando en Estados Unidos -y eso debería conducir a un dólar más fuerte.
Las tasas de los bonos a largo plazo ya han comenzado a subir a la espera de que la Fed comience su retirada. El rendimiento del bono del Tesoro a 10 años ya está rondando el 2.2%. Aunque sigue siendo bajo en términos históricos, ha subido dramáticamente desde alrededor del 1.6% registrado apenas a comienzos de mayo.
Y las monedas normalmente se mueven en la misma dirección que las tasas de los bonos. Esa es la forma en que debe funcionar, para el largo plazo por lo menos.
“Esto luce muy temporal y transitorio para nosotros. Parece contrario al sentido común”, dijo el director de Performance Trust Capital Partners (una firma de operaciones de renta fija de Chicago), Brian Battle.
Battle dijo que las tasas de los bonos deberían seguir trepando una vez que la Fed finalmente haga oficial su plan de reducción gradual. Dijo que incluso hay algunos vagos rumores entre los operadores de bonos sobre cómo el Banco Central podría afectar a los inversores al anunciar una ligera reducción de sus compras de activos -a 75,000 millones de dólares al mes- tan pronto como en la próxima reunión de políticas de la próxima semana. Si eso sucede, las tasas a largo plazo deberían moverse aún más arriba… Y es difícil imaginar por qué el dólar no habría de imitarlas.
“Los rendimientos han estado operando en alza ante la sospecha de una reducción gradual. Creo que los operadores de bonos en realidad venderían más ante el hecho”, dijo Battle, refiriéndose a cómo las tasas suben cuando los precios de los bonos bajan.
Battle reconoció que la Fed probablemente no anuncie una reducción de la QE la próxima semana. Eso suena prematuro, sobre todo porque el crecimiento del empleo únicamente ha promediado 189,000 puestos al mes en lo que va del año. (Y esa cifra está sesgada por la adición de 332,000 empleos en febrero).
Sin embargo, cada vez es más difícil negar lo evidente. La economía estadounidense está mejorando. El mercado inmobiliario ha repuntado. Los consumidores siguen gastando. Sí, es meramente una expansión gradual -lo que yo he estado llamado una recuperación a fuego lento durante tres años-. Todos nos sentiríamos mejor si el crecimiento mensual de empleos comenzara a superar los 200,000 en una base constante. Pero vamos hacia allá.
“El crecimiento debería repuntar un poco y las tasas de interés deberían subir poco a poco”, el presidente ejecutivo de Burke Financial Strategies (una firma de asesoría en Iselin, Nueva Jersey), John Burke. Y eso significa que la Reserva Federal finalmente debería “quitar las rueditas de entrenamiento del mercado”, “quitar el tazón de ponche”, “retirar al paciente de cuidados intensivos” o cualquier otra metáfora que desees utilizar para significar la reducción gradual de la QE.
“El dinero barato está llegando a su fin. En el largo plazo, el dólar debería, por lo menos, estabilizarse y tal vez empezar a apreciarse frente al euro y el yen. Pero todo depende de cómo se desempeñe la economía de Estados Unidos”, dijo Schulz.
CNN Expansión