Brasil y la playa van de la mano, como la bossa nova y La chica de Ipanema, que, desde luego, pusieron en el mapa al país del sol, la arena y la gente eternamente bronceada y adorable.
Con 7.500 kilómetros de costas principalmente tropicales, Brasil puede afirmar que cuenta con una de las mayores colecciones de costas tranquilas del planeta, algunas poco conocidas fuera de Brasil.
Desde las costas con playas de altas dunas y pozas color turquesa en los estados de Meranao y Rio Grande do Norte, en el noreste, hasta las escarpadas costas de Bahía, pasando por las ensenadas solitarias de la isla meridional de Santa Catarina, las mejores playas de Brasil hacen del país un nirvana para los amantes de las costas.
Los brasileños se toman en serio sus bienes costeros y la cultura playera es parte importante del estilo de vida.
Quienes van a la playa en Río de Janeiro son conocidos porque aplauden al atardecer tras un día de bronceado particularmente agradable.
Sí, Río tiene su cuota de playas de ciudad de clase mundial, pero las mejores playas de Brasil, las que te alejan de todo, están en otras partes.
[accordion auto_height=”false” ui_theme=”ui-smoothness” collapsible=”0″ active=”0″][accordion_panel title=”1. Ipanema, Zona Sul, Río de Janeiro“]La mayoría de los turistas visitará primero esta playa brasileña en Río, que cuenta con algunas costas sobresalientes aunque muy concurridas.
De las famosas playas de Zona Zul, Ipanema es la elección clásica. Si no está demasiado concurrida, verás una hermosa extensión de arena que cuenta con kioscos en los que puedes comprar un coco para beber el agua o pedir una caipirinha. Hay mucho que ver entre la arena y predominan los escarpados picos de los Dos Hermanos que surgen más allá de la siguiente playa, Leblon.
A un par de calles del mar, puedes sentir la inspiración para la creación de la canción la Chica de Ipanema, con una visita a la Garota de Ipanema, el café donde fue escrita.
Si prefieres actividades menos turísticas y más naturaleza, la playa Arpoador se esconde junto a los riscos rocosos que separan a Copacabana de Ipanema. Es una ensenada aislada con oleaje fuerte y una paz relativa en medio del caos. [/accordion_panel] [accordion_panel title=”2. Praia dos Carneiros, Pernambuco“]Tamandare es un pueblo costero localizado a una hora al sur de Recife. Es poco pretencioso, cuenta con una costa en la que puedes vagar por kilómetros y explorar los humedales cercanos.
A un par de kilómetros del pueblo, encontrarás una de las costas más idílicas de Brasil.
Escondida en una huerta de palmeras, a la que se llega por un camino de terracería, la Praia dos Carneiros parece haberse escapado de una postal de los mares del Sur. La playa de arena blanca se encuentra frente a una bahía estilo laguna, que la hace excelente para nadar. El agua está tibia y no hay olas que sortear.
Puedes rentar un vehículo acuático, y los recorridos en lancha por la bahía y los humedales son una excelente forma de conocer la zona.
El magnífico escenario natural de Carneiros es perfecto para pasar un día tranquilo y nada caótico en la playa.
El secreto de la tranquilidad estriba en que Carneiros es una playa privada. La zona que la rodea es propiedad de una familia que se las ha arreglado para que no la invadan. No es barato: cuesta 30 dólares por día, por auto, y la única fuente de alimentos también es costosa, pero la serenidad y el paisaje lo valen.
Un día en una de las mejores playas de Brasil no puede ser más relajante que esto. [/accordion_panel] [accordion_panel title=”3. Caraiva, Bahía“]Con más de 1,000 kilómetros de costas justo en la región tropical, el estado de Bahía está lleno de tranquilos pueblos de pescadores y espectaculares playas.
Una de las mejores es Caraiva, una belleza oculta a 48 kilómetros al sur de la playa más famosa de Bahía, Porto Seguro.
No hay más vehículos en Caraiva que los de cuatro patas, así que el rugido que escuchas es el de las olas que rompen o el de las mulas. Hasta hace poco, el pueblo no tenía electricidad.
Aunque no hay muchos comercios cerca, puedes comer deliciosos mariscos y las confiables mulas te garantizan que estarás bien abastecido de bebidas.
Caraiva tiene un aire de estar “perdida en el tiempo”, pero con playas tan exquisitas, eso no durará mucho. [/accordion_panel] [accordion_panel title=”4. Taipus de Fora, Bahía“]Pocos colores tienen el poder de detener a los humanos en seco como el turquesa. Taipus de Fora tiene lo suficiente para mantener encantado hasta al viajero más fastidiado.
Ubicada en el lado de la península de Marau que da al mar, en la costa sur de Bahía, esta playa es el sueño de quienes practican el esnórquel. Cuando baja la marea, quedan en los arrecifes unas brillantes pozas color turquesa que son perfectas para observar una gran variedad de coloridos peces tropicales.
Aquí no necesitas Photoshop. Ese color turquesa es real.
La misma playa se extiende, amplia y ancha, por unos seis kilómetros y cuenta con gruesas y frondosas palmeras.
No tendrás problemas para encontrar un lugar de precio razonable para quedarte, ya que el alojamiento abarca desde hoteles hasta posadas, casas en renta y sitios para acampar, e incluso hay un bar para beber cerca de una poza en un arrecife.
Es fácil convencerse de que Taipus de Fora es una de las mejores playas de Brasil. [/accordion_panel] [accordion_panel title=”5. Porto da Barra, Salvador, Bahía“]De muchas formas, Porto da Barra es a Salvador (la capital del estado de Bahía) lo que Bondi es a Sidney y Venice Beach es a Los Ángeles.
Unas pequeñas lanchas traen la pesca del día, hay voleibol de playa y muchas cosas que ver en la Colonia de Pescadores de Manguinhos, un mercado tradicional de pescado en Buizos.
Esta es una de las pocas playas de la bulliciosa ciudad de Salvador que está orientada al oeste, así que puedes ver grandiosas puestas de sol. [/accordion_panel] [accordion_panel title=”6. Praia da Pipa, Rio Grande do Norte“]Era una desolada aldea de pescadores hasta que los mochileros la descubrieron en la década de 1970. Praia da Pipa es el retiro favorito de fin de semana de los habitantes de grandes ciudades cercanas como Recife, y también es una respetada escala en el noreste de Brasil para los viajeros mundiales.
Muchos visitantes internacionales vinieron y nunca se fueron: se quedaron a dirigir pequeñas posadas o restaurantes. Los atractivos son evidentes: un hermoso escenario natural con escarpados acantilados que se alzan entre la arena y los restos del gran Bosque Atlántico que alguna vez cubrió esta costa aún viva y verde.
Hay mucho qué hacer: surfear, observar delfines, sandboarding…
La aldea de Pipa está llena de cafeterías en las que puedes reunirte por las noches para beber unas caipirinhas. [/accordion_panel] [accordion_panel title=”7. Praia do Sancho, Fernando de Noronha, Pernambuco“]A menudo catalogada como la mejor playa de Brasil. Praia do Sancho es una bahía en la isla de Fernando de Noronha, que está de cara a las costas de Brasil y no al océano Atlántico.
Está cubierta de vegetación y cuenta con pronunciados acantilados rocosos que sirven como telón de fondo para unas aguas cristalinas a las que puedes llegar únicamente a través de unas escaleras fijas a la cara del acantilado o en bote. [/accordion_panel] [accordion_panel title=”8. Porto de Galinhas, Pernambuco“]Para quienes disfrutan de un popular centro vacacional de playa, además de Río, Brasil tiene sitios para el turismo en masa; entre los más grandes están Paraty y Buzios.
La principal playa turística de Brasil y la más respetada es Porto de Galinas, a unos 45 minutos al sur de Recife. Su enfoque más discreto y enfocado en la ecología atrae a personas que viajan por su cuenta o en masa.
La playa es una eterna ganadora del premio “la mejor playa de Brasil” que otorgan los lectores de la popular revista Viagem e Turismo, una publicación de viajes de Brasil.
Porto de Galinhas solía ser una aldea de pescadores y es famosa por sus pozas cristalinas en los arrecifes, lo que las hace perfectas para esnorquelear y nadar.
Las jangadas (pequeños botes) te llevan a explorar las pozas, aunque la más atesorada de todas, cuya forma es similar a un mapa de Brasil, está protegida y el acceso está prohibido.
Porto de Galinhas ofrece el paquete completo: es una playa hermosa de 17 kilómetros de largo, puedes navegar, hacer windsurf, bucear, pasear en kayak y hacer rafting; además, hay restaurantes y alojamiento para todos los presupuestos. [/accordion_panel] [/accordion]