La sala de prensa de la Santa Sede informó hoy que el Papa ha ordenado el establecimiento de una comisión de notables que investigará al Instituto para las Obras de Religión, conocido coloquialmente como el “banco del Vaticano”.
El grupo fue establecido con un documento autógrafo de Francisco, fechado el 24 de junio y que declara “la necesidad de introducir reformas a las instituciones que prestan auxilio a la Sede Apostólica”.
El texto (técnicamente un “quirógrafo”), otorga a la comisión amplios poderes y facultades adecuadas, siempre dentro de los límites del ordenamiento jurídico interno, ya que el IOR continuará operando según otro “quirógrafo”, suscrito en 1990 por Juan Pablo II y el cual ha regido su funcionamiento hasta ahora.
Los investigadores, cuatro prelados y una mujer no religiosa, tendrán la libertad para recoger documentos, datos e informaciones necesarias para el desarrollo de sus funciones institucionales.
“El secreto de oficio y otras eventuales restricciones establecidas por el ordenamiento jurídico no inhiben o limitan el acceso de la comisión a documentos, datos e informaciones”, indicó el documento firmado por Bergoglio.
En el inicio del “quirógrafo” el Papa justificó su decisión de formar la comisión -que será “de referencia”-, siguiendo las voluntades de sus dos predecesores, Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Recordó que Karol Wojtyla pretendía “adecuar de la mejor manera las estructuras y las actividades del Instituto a las exigencias de los tiempos” y Joseph Ratzinger había recomendado “permitir que los principios del evangelio de permear también las actividades de naturaleza económica y financiera”.
“Habiendo escuchado el parecer de diversos cardenales y de otros hermanos en el episcopado, así como varios colaboradores, y a la luz de la necesidad de introducir reformas a las instituciones que dan auxilio a la Sede Apostólica, hemos decidido instituir una comisión referente sobre el IOR”, declaró el texto.
Agregó que ese organismo “recopilará puntuales informaciones sobre la posición jurídica y sobre las varias actividades del instituto con la finalidad de permitir, si fuese necesario, una mejor armonización del mismo con la misión universal de la Sede Apostólica”.
El mismo documento precisó que el Papa será constantemente informado de las labores del grupo, que entregará al pontífice los resultados de sus pesquisas y su archivo, en el momento de la conclusión de su mandato.
Precisó asimismo que será dado a conocer públicamente cuándo la comisión haya terminado su encargo.
Una nota de la Secretaría de Estado del Vaticano indicó como miembros a los cardenales Raffaele Farina (presidente) y Jean-Louis Taurán, a los clérigos Juan Ignacio Arrieta Ochoa (coordinador) y Peter Bryan Wells (secretario), así como la profesora estadunidense Mary Ann Glendon.
Indicó además que ellos comenzarán a trabajar en los próximos días y podrán acudir a especialistas y consultores.
El establecimiento de la comisión responde al deseo del Papa Francisco por hacer caso a los reclamos y las quejas que numerosos cardenales expusieron en las reuniones previas al último Cónclave.
Tanto el “vatileaks”, el escándalo que sacudió la Curia Romana en 2012 por la filtración de documentos confidenciales robados a Benedicto XVI, como varias luchas de poder dentro del propio IOR, provocaron un grave daño de imagen a la Iglesia católica.
Esto sumado a una historia de escándalos, opacidad y maniobras poco transparentes que ha caracterizado al “banco vaticano” ya desde los años 90 del siglo pasado, y que han alimentado toda clase de especulaciones en la prensa, al grado de convertirlo en un lastre para la Santa Sede.
Ciudad del Vaticano, 26 Jun (Notimex).