¿Cuántas veces por la noche, no levantamos nuestra cabeza hacia el cielo deseando ver una estrella fugaz, cerrar los ojos y pedir con ahínco un deseo?
Aquel mágico deseo que al día siguiente mejore nuestra vida, querer creer que pueda pasar lo querido. El poder de las velas del pastel ha perdido fuerza y es que ya no se cumple, así que algo pedido directamente del cielo tiene que funcionar, ¿cierto?
Antes debemos saber… ¿Qué es una estrella fugaz?
Las conocemos como estrellas, pero no lo son. Las estrellas fugaces son en realidad pedazos de roca y polvo de asteroides y cometas, las cuales arden y se desintegran en la atmósfera al acercarse a la Tierra a toda velocidad, aproximadamente a unos 80 km por segundo. Por cierto, a estos trozos de roca que no llegan a la superficie del planeta se les llama meteroides, y meteoritos a los que si se impactan.
Pero si con todo que éstas son casi, casi basura espacial, que tal si en verdad son mágicas, quiero decir “Y si, si cierto…“
¿Qué es lo que tú pedirías? Un carro, una casa, trabajo, salud… amor?
Lo mejor con lo que contamos los humanos es nuestra imaginación y la fe que tenemos de creer que cualquier cosa se puede realizar, inclusive la divina…. ¿Qué pasa cuando ya se tiene lo material? Nos vamos por lo sentimental y es que seamos honestos, siempre se pide un amor y en caso de desilusión….? OLVIDAR…
¿Ahorraríamos muchas lágrimas no? les compartiré una breve historia en la cual el deseo fue al revés… ¿Cómo es eso? Lee a continuación…
“Esta noche no era diferente a la de tiempos anteriores, nuevamente me encontré frente a la ventana de mi cuarto, llorando en silencio y ahogandolo en una copa de buen vino, con ese sabor característico, el amargo sabor de lo perdido. La escena fue la misma, pero está vez había más dolor, más pena… pena por una batalla perdida, por un corazón mutilado pero con ganas de enfrentar más batallas. Siendo casi todo igual dirigí mi cabeza buscando la codiciada “estrella fugaz” y al no aparecer, la imaginé, cerré tan fuerte mis ojos que en realidad comencé a ver estrellas, fugaces destellos podía apreciar, ya sabía que pronunciar, en esos breves segundos abrí los ojos y antes de perder aquellos destellos dije con fe, “Que me olvide”…
Querrás decir “Que lo olvides” dijo el vecino que regaba su jardín. Disculpa no quise interrumpirte, pero si quieres que se cumpla mejor pidelo bien… Concluyó
Lo he dicho bien, buenas noches, me despedí
Sí, lo he dicho bien, ¡Que me olvide…! Por que habría ser yo la que olvide aquellas risas de la primera cita, el coqueteo disimulado y el roce con sus manos. Los nervios de un segundo encuentro, las miradas clavadas en los ojos, los suspiros profundos y sobre todo, porque habría de ser yo la que olvide la magia del primer beso.
Ese día me quede sin palabras y temas de conversación sobraban, pero la vela estaba prendida justo entre nosotros, su rostro se iluminaba por la luz bailarina de esta, cambie la historia del cuento de hadas, fue la princesa quién con el más dulce beso de amor se acerco al príncipe para despertarlo de sus pensamientos y miedos… Al menos eso pensé…
Sabía lo que había deseado y lo mucho que lo añoraba, deje hablar a mi corazón, aquel que he tomado de pretexto culpandolo de las batallas perdidas… Él, mi corazón no quería olvidar lo feliz que fue, la energía con la que se inyecto, lo fuerte que latió. A fin de cuentas él cumplió su tarea, él lo hizo bien.
Justo después de ponerme la pijama, con la mirada en el techo reforcé mi deseo…
Que me olvide, que lo haga, que tenga algo que poner en sus redes sociales, que sea una víctima creada, que yo no exista para él, que nunca lo hizo… Que nunca se atrevió a invitarme a salir, que nunca rozó mi mano, que nunca prometió. Que siga en su búsqueda absurda, que busque como si realmente quisiera encontrar. Que me olvide, si él no sintió lo que yo, si no vivió lo que yo, que caso, que olvide, sin al final pudo más cualquier cosa…. Que sea él quién olvide…
Al final lo intenté, no fue suficiente, y es así como lo quiero recordar y es así como quiero que él lo olvide….”
Más que un deseo, solo es un consejo… Ojalá y pudieras encontrar y aferrarte a el, a el valor que tuviste al invitarme a salir… Finalmente creíste, finalmente creí…
Los deseos, son todo aquello que añoramos, lo queremos tanto que “creamos” factores externos o divinos, una ayudadita extra…. Todo en esta vida es valido y respetado, tanto creer en deidades o milagros, inclusive que allá afuera alguien o algo nos mande “estrellas fugaces” para danos lo ansiado. Todo es valido, lo repito, aunque no debemos dejar de internar lograrlo por méritos propios.