En la actuación, tanto cinematográfica como teatral y quizá también en la vida misma, si creemos en la intuición de ciertos dramaturgos y filósofos que han considerado esta realidad “el gran teatro del mundo”, improvisar es una de las habilidades que distinguen a los buenos de los malos actores, al genio de escena de aquel que solo se apega a los lineamientos dados y conocidos. Improvisar y, contra todas las probabilidades, obtener un buen resultado, admirable incluso, es la diferencia entre destacar o quedarse entre las docenas de personas que conforman el reparto regular.
En este video se compilan 25 grandes secuencias que, para sorpresa de los espectadores, nunca estuvieron contempladas en el script, que sin embargo se realizaron y fuera por el genio del actor, por su audacia, por la poca importancia que da a las consecuencias de sus acciones, salieron tan bien que pasaron a formar parte tanto de la película en cuestión como de la memoria cinematográfica de quienes vieron dichos filmes.