Los seres humanos fabrican vitamina D en la piel, gracias a la luz solar; pero a veces, no en cantidades suficientes, algo que puede tener consecuencias para los huesos, según un estudio de un grupo de investigadores en Hamburgo.
Una falta de la conocida como vitamina solar puede envejecer los huesos de forma prematura de diversas maneras y con ello eleva el riesgo de sufrir rupturas, según el principal autor del estudio, Björn Busse, de la Clínica Universitaria de Hamburgo-Eppendorf (UKE).
El motivo de ese proceso de envejecimiento son trastornos en la mineralización de los huesos desencadenados por esa carencia de vitamina D, que el cuerpo fabrica sola con la ayuda del sol y que también se ingiere, aunque en cantidades muy pequeñas, a través de los alimentos.
El tejido de los huesos se renueva y reestructura continuamente.
Pero si no se mineraliza, el tejido formado por sustancias elementales y colágeno cubre una gran parte de la superficie del hueso de forma similar a como la corteza de un árbol cubre el tronco, explica el texto presentado en la revista Science Translational Medicine.
Sin embargo, esa selladura no tiene un efecto protector en los huesos, porque impide que las células óseas lleguen al mismo y lo renueven, debido a que falta mucha superficie para este proceso.
«De esta forma, por un lado se produce el trastorno en la mineralización que reduce la masa ósea y por otro el hueso mineralizado envejece mediante el bloqueo del hueso y pierde calidad», dijo Busse, ingeniero en biología de 37 años de edad.
Los dos efectos producen un riesgo mayor de fracturas. «La combinación de hueso viejo y mineralizado que no puede renovarse adecuadamente y de hueso no mineralizado lo suficiente por falta de vitamina D pueden producir rupturas», apuntó el texto.
Los investigadores estudiaron pruebas de huesos de 30 muertos con avanzados sistemas en el UKE y en la universidad de California en Berkeley y descubrieron que la mitad de las muestras tenían carencia de vitamina D.
Entonces los científicos introdujeron un punto de ruptura controlada en los huesos y lo fueron cargando paulatinamente para observar la grieta que surgía a tiempo real mediante un microscopio de electrones.
Las informaciones obtenidas en tres dimensiones a partir de investigaciones en el sincrotrón de electrones en Berkeley se estudiaron capa por capa, hasta descubrir que la falta de vitamina D no sólo reducía el grosor de los huesos, sino que también tenía efectos en la calidad de los mismos.
En Alemania la falta de vitamina D no es un problema menor: según el instituto Robert Koch, en torno al 63 por ciento de los niños y jóvenes de entre 3 y 17 años tienen esa carencia en la sangre, aunque en dos tercios de los casos es moderada.
La falta afecta en torno al 57 por ciento de los hombres y al 58 por ciento de las mujeres. La formación de vitamina D depende de la radiación solar y por ese motivo varía también en función de las regiones y de la estación del año.
Según el científico Busse, solamente a partir del grado de latitud 37, por ejemplo al sur de Cerdeña, Atenas o San Francisco está garantizada durante todo el año la luz del sol, y con ella un suministro completo de vitamina D.
Hamburgo, por ejemplo, se sitúa en una latitud 53. «En esta región del norte de Alemania la producción de vitamina D del propio cuerpo no puede cubrir la necesidad real», mencionó la investigación.
En la alimentación puede obtenerse vitamina D en pescados grasos como el salmón, el arenque o la caballa, así como en una concentración considerablemente menor en el hígado, la yema del huevo o en margarina rica en vitamina D, según datos de la Sociedad Alemana de Alimentación (DGE).
Berlín, 19 Jul (Notimex).