La electricidad que utiliza la base de recarga del i-H2GO para separar el hidrógeno del oxígeno en el agua, proviene de celdas solares.
No hay juguete más “científico” que éste: el i-H2GO es un auto a control remoto impulsado por un sistema sencillo, pero sorprendentemente innovador. Se controla a través de un iPhone o iPad en dos modalidades: con una app que simula dos palancas –una controla los giros, la otra la dirección– o aprovechando el sistema de giroscopio tanto del iPhone y iPad: basta colocarlos con la pantalla hacia arriba, en posición horizontal, y moverlos como si fueran el volante.
Pero lo anterior –ya de por sí suficiente para mencionar el juguete– palidece ante su sistema de propulsión: el auto usa hidrógeno, que se obtiene mediante la electrólisis del agua en su pequeña base de carga –el oxígeno y el hidrógeno del agua se separan mediante cargas eléctricas positivas y negativas, luego se libera el oxígeno a la atmósfera, y el hidrógeno se carga como combustible en el cochecito. Maravilloso, ¿no?–. Aún hay más: la electricidad que utiliza la base de recarga para separar el hidrógeno del oxígeno en el agua, proviene de celdas solares. O, si no hay luz solar, de un cable USB que se conecta a cualquier computadora o adaptador para toma de corriente. Y para terminar: dentro del auto se realiza el proceso inverso a la electrólisis: el auto toma oxígeno del aire, y lo mezcla con el hidrógeno, para producir agua, además de un flujo de electrones –mejor conocido como electricidad– que impulsa un motor eléctrico. Sorprendente, sin más.
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