Bienvenidos a la estepa mongola, tierra de Genghis Khan, caballos salvajes, fuertes rachas de viento y un calor agotador.
Esta extensión de sabana y pastizales es el escenario de la carrera de caballos más larga del mundo: el Derby de Mongolia.
La prueba ecuestre más difícil es tal vez el último sitio en el que esperarías encontrar a una adolescente originaria del condado de Hampshire, Gran Bretaña.
Sin embargo, Lara Prior-Palmer no es como el resto de las adolescentes.
La jinete de 19 años es la reina de la carrera de caballos más joven —y la primera mujer— en los cinco años de historia de la más ardua de las competencias.
“Es la carrera más extraordinaria y extraña, es como una mezcla del Tour de Francia con Serpientes y escaleras”, dijo Palmer a CNN durante una celebración de su victoria en la capital de Mongolia, Ulan Bator.
“Fue realmente dramático, hacía un calor abrasador y los caballos sudaban; de repente el viento se enfriaba y empezaba a soplar con mucha fuerza”.
“Quería hacer algo que me sacara de mi zona de comodidad, supongo. Mongolia me parecía un país muy agradable”.
En el Libro de los Récords Guinness de 2011 fue reconocida oficialmente como la carrera más larga del mundo; la competencia está inspirada en el primer servicio postal del imperio mongol.
El temible emperador, Genghis Khan, líder de los mongoles entre 1162 y 1227, estableció y extendió el Ortoo, un sistema de mensajería en el que los jinetes cabalgaban entre puestos de avanzada y se detenían para descansar, cambiar de caballo o entregar el mensaje a otro jinete.
A lo largo de la ruta de 1,000 kilómetros hay 40 estaciones de caballos o urtuus, como es conocido en Mongolia.
Eso no significa que haya una ruta trazada para los 30 competidores, quienes recurren a brújulas, GPS o a su intuición para cruzar el terreno que separa a una estación de descanso de la otra.
Como lo indica el sitio web oficial de la carrera: “Este no es un recorrido guiado, ni una cabalgata en poni”.
Cada urtuus está bajo el control de los nómadas locales y cuenta con tiendas de campaña, camas y alimentos para hombres, mujeres y caballos. Los jinetes deben cambiar de caballo en cada urtuus.
Las tribus nómadas proveen los caballos para la carrera y el bienestar de los equinos es la prioridad de los organizadores.
En cada urtuus hay un veterinario en servicio; si el ritmo cardíaco del caballo supera cierto parámetro, el jinete es penalizado con tiempo.
También hay apoyo médico integral para los jinetes; este año, la mitad dejó la carrera antes de terminarla.
“Al principio había 30, pero al final no”, explica Prior-Palmer. “Mi cuerpo se enojó mucho conmigo el día en que terminé, dormí todo el día”.
“Soy afortunada por ser joven. Los problemas que tuve fueron dolorosos, pero no estuvieron tan mal. Mis tobillos se inflamaron demasiado, tuve rozaduras y otras cosas, como ampollas”.
“Lo peor es el agotamiento, montar un caballo puede parecer fácil, pero tienes que mantenerlo a un galope medio. Estuve sobre un caballo 13 horas al día. A la hora del almuerzo quieres dormir, pero no puedes porque tienes que recorrer 120 kilómetros más ese día”.
La determinación de Prior-Palmer rindió frutos, aunque su alegría significó la desesperanza de otra jinete.
La estadounidense Devan Horn fue la primera en terminar la carrera, pero su caballo no pasó una inspección médica posterior. Fue penalizada con dos horas y nombraron ganadora a Prior-Palmer.
“Fue una forma extraña de ganar y no me sentí muy bien porque la otra chica estaba supermolesta”, dijo Prior-Palmer. “Lo asimilé poco a poco”.
Entonces, ¿qué sigue para la adolescente que pasó a la historia?
La respuesta, al parecer, es más historia.
“Empiezo la universidad en septiembre, voy a estudiar Historia en Edimburgo o tal vez en el Trinity College en Dublín, no lo he decidido aún”, dijo.
“El futuro pinta terrible para mí porque todo lo demás es realmente aburrido. Tendré que dedicarme a algo”.
CNN