Escrito e ilustrado por Franco Mattiello.
Quizás no te resulte muy familiar este personaje pero está más presente de lo que crees, María la judía es conocida como la primera mujer alquimista, se dice que pertenece a la época del siglo II d.C.
Zósimo de Panópolis, erudito alquimista de Alejandría que en el Siglo IV d.C. recopiló las enseñanzas de muchos iniciados anteriores para formar lo que llegó a ser una enciclopedia del arte hermético. En sus escritos cita a María casi siempre en pasado, mencionándola como una de los “sabios antiguos”.
Se dice que María escribió varios textos donde explica cómo desarrolló complejos aparatos destinados para la destílación y sublimación de materia química, incluso narra procedimientos para hacer oro apartir de raíces de mandrágora.
Uno de sus procesos consiste en introducir un recipiente en otro mayor que contiene agua en ebullición y se utiliza cuando se quiere calentar una materia de forma indirecta y uniforme. Sirve, por ejemplo, para destilar sustancias volátiles o aromáticas y para evaporar extractos. Esto es lo que hoy conocemos popularmente como el «Baño María».
Así que si alguna vez te preguntaste de donde venía el nombre de este proceso, ahora ya lo sabes.