Por primera vez, el presidente de la FIFA, Sepp Blatter, admitió ayer que no sería “responsable” jugar el Mundial de Catar 2022 en verano por el tremendo calor que se espera en esas fechas, entre junio y julio, en el diminuto país del golfo Pérsico, a más de 40 grados centígrados de media en verano. La FIFA eligió a Catar en diciembre de 2010 por delante de las otras candidatas, Estados Unidos, Japón, Corea del Sur y Australia. Como solución, Blatter pretende trasladar el torneo de verano a invierno, con todo el seísmo que eso provocaría en las estructuras del fútbol europeo.
El opulento país de Medio Oriente , de apenas dos millones de habitantes, se impuso a Estados Unidos por 14 votos a ocho en las votaciones de los 27 miembros del comité ejecutivo de la FIFA. “Los que tomaron la decisión entonces conocían que, en principio, los partidos se disputaban en junio o julio”, declaró el máximo mandatario del fútbol en una entrevista a la página digital Insideworldfootball.com. A pesar de que la organización prometió aplicar alta tecnología en el aire acondicionado de los estadios, Blatter entiende que es imposible refrescar todo un país.
El presidente de la FIFA apunta a noviembre como la fecha para disputar el torneo. Se lo propondrá a los demás miembros de la FIFA el próximo 3 de octubre. También tiene previsto consultar con las federaciones, los clubes y los profesionales. Blatter defiende que no se puede discriminar a un país “por su clima” porque, si así fuera, un Mundial “no podría organizarse en países al sur del Ecuador o cerca”.
Pero ya se han alzado voces en contra, como Theo Zwanziger, expresidente de la Federación alemana y actual componente de la ejecutiva de la FIFA. “Si la decisión fue un error, debería revocarse y no cargar contra aquellos que no están interesados en el cambio del torneo al invierno. Ese cambio no solo afectaría a la Bundesliga sino a las divisiones inferiores. La unidad del fútbol alemán”. También la Premier se opone a parar su competición durante más de un mes. Preguntado por las molestias ocasionadas a las grandes Ligas, Blatter pega duro: “Europa debe comprender que ya no gobierna el mundo, y que los antiguos grandes imperios no pueden imponer sus deseos. El fútbol ya no es un asunto europeo y sudamericano: se ha convertido en un deporte global y billones de fans lo siguen en cada rincón”.
Desde que se anunció la elección de Catar como sede del Mundial, ha estado rodeado por la controversia, entre otros motivos porque la homosexualidad es ilegal en ese país y el director contra el racismo en Europa, Piara Powar, ha reclamando un cambio en la legislación. En este sentido, tras el Mundial de Brasil 2014, llega Rusia 2018, otro estado con prácticas homófobas.
Por otro lado, en enero de este año la revista France Football denunció una supuesta red de corrupción en la designación de Catar. La revista, colaboradora de la FIFA en la organización del Balón de Oro, acusó a la asociación internacional, a la confederación africana, a las federaciones de Francia y Emiratos Árabes Unidos, al expresidente francés Nicolas Sarkozy y al presidente de la UEFA, Michel Platini, de haber participado en una trama “opaca” para favorecer sus intereses.
La revista sembró dudas sobre la actuación del presidente de la federación española, Ángel María Villar —por un supuesto pacto de intercambio de votos—, y el del Barcelona, Sandro Rosell —el club azulgrana lleva en su camiseta el patrocinio de Qatar Foundation—. Según France Football, Sarkozy pidió a Platini el voto para Catar y no para Estados Unidos, y en una reunión se habló sobre las ventas del PSG y de los derechos de televisión de la Ligue 1 a la familia real catarí (Al Thani), así como un aumento de la participación de los Al Thani en el grupo Lagardère, próximo a Sarkozy.
El País