Al presentar esta noche el libro-homenaje a su padre, “La arquitectura de David Muñoz y su legado”, Mauricio Muñoz Anchondo aseguró que se trata de un volumen épico que demandó tres años para su elaboración, “lo cual se justifica al ser una obra de arte de primer nivel”.
En la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, recordó que su padre siempre quiso hacer este libro, “pero por el exceso de trabajo y una serie de dificultades se fue posponiendo; a su muerte, lo postergable se hizo impostergable, y aquí está”.
Con este volumen se busca revalorar la obra del guanajuatense, quizá uno de los cinco arquitectos más influyentes del siglo XX, según Muñoz Anchondo, quien detalló que se trata de un volumen que incluye fotografías, planos y narraciones biográficas, constituyendo una revisión de su vida y obra.
La obra fue presentada en el marco del ciclo de conferencias “Presencia de la arquitectura”, donde se anotó que, además de conformar una revisión del trabajo de Muñoz Suárez, “la obra tiene la característica especial de contener una serie de narraciones sobre la vida de un destacado arquitecto del siglo XX”.
“El libro surgió de un proyecto que inició mi padre en 1996, con la idea de dejar algún legado o evidencia de su paso por la arquitectura mexicana. Él inició una serie de grabaciones en las que habló de su vida, formación y trabajo, pero quedó sin terminar debido a su muerte en el año 2000”, explicó.
Añadió que después de ese acontecimiento, “decidieron retomar la iniciativa para mostrar a los jóvenes estudiantes quién fue David Muñoz, ganador de la tercera Bienal Mundial de Arquitectura en 1975”, manifestó el también arquitecto.
La edición, además, integra una presentación del fallecido arquitecto Pedro Ramírez Vázquez (1919-2013), una introducción a cargo de Manuel Larrosa, un estudio contextual sobre la obra de Muñoz y un texto de Luise Noelle, lo que convierte al libro en una pieza de consulta sobre este tema.
“En este libro se habla de la vida de mi padre, desde su infancia, cuando trabajó como peón de albañil, hasta su consagración como arquitecto. Es un viaje en el que se da cuenta de las vivencias que influyeron su labor, como su estancia en San Miguel de Allende, Guanajuato, de donde fue originario”.
Para su padre, explicó, “la arquitectura era la piel de la historia, porque es la forma en la que el ser humano deja un legado. Él intentó que su obra trascendiera el tiempo y espacio, sin importarle las modas, sin ser mediático, por eso no se le ha reconocido como se debe, pero este volumen es el inicio de ese reconocimiento”, finalizó Muñoz Anchondo.
Fuente: México, 11 Sep. (Notimex).