Especialistas de Argentina, España y México disertaron hoy sobre el comportamiento de lectores frente a plataformas electrónicas durante la última mesa del Tercer Simposio Internacional sobre el Libro Electrónico, que cierra con buenos números.
El director general de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Ricardo Cayuela, destacó en el acto de clausura que al encuentro, que incluyó conferencias y mesas redondas, entre otras actividades, acudieron más de mil personas.
Asimismo, unas 12 mil personas lo siguieron vía “streaming”, desde Argentina, Brasil, España, México, Perú y Uruguay, y más de 16 mil hablaron o mencionaron el simposio en Twitter, añadió en el acto realizado en el Museo Nacional de Antropología (MNA).
En el mismo lugar, durante la última mesa redonda del simposio, titulada “Comportamiento lector y formación de público”, Débora Kozak, académica de la Universidad de Buenos Aires, advirtió que las generaciones digitales, al contar con dispositivos móviles, son capaces de acceder a la información y construir conocimiento en cualquier momento y lugar.
Consideró que en la era digital habría de centrar la atención en que la forma también es contenido, y dijo que “en esta convergencia los códigos y formatos configuran en los dispositivos y tecnologías la forma de leer y escribir.
“Decir que esto no afecta la vida de los escritores es negar algo que está sucediendo, estos objetos de lectura, claramente resultan atractivos”, añadió la experta.
Señaló que los editores deben madurar y estudiar los códigos que marcan a las nuevas generaciones, y que “es un mito que las nuevas generaciones no leen. Lo hacen con ganas y entusiasmo.
“Algunos especialistas manifiestan preocupación por la falta de concentración, pero más bien presentan una multiconcentración, que es la capacidad de atender varias cosas a la vez”, comentó la autora del libro “Escuela y TIC. Los caminos de la innovación”.
En su oportunidad, la investigadora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav), Alejandra Pellicer, expuso que el papel del lector en la cadena del libro casi siempre se piensa como el último actor, cuando éste puede generar producción y agilidad.
“Las transformaciones y los cambios en los lectores se concentran en modos de leer, en cómo se accede a la información a través de distintos medios digitales y los tipos de enlaces que permiten una mayor rapidez en la búsqueda de información”, refirió.
Indicó que tales condiciones le permiten al sujeto manipular varios programas a la vez, abrir varias pantallas en la red, interactuar con medios audiovisuales, pero que todas estas reflexiones darán como resultado que se llegue a conclusiones comparativas sobre cómo se lee y cuáles son las condiciones de lectura en la pantalla y en el papel.
Anotó que frente a los comparativos de la lectura en el papel y en la pantalla subyace una mala idea sobre buenos y malos lectores, y “en estas comparativas con mucha frecuencia el comportamiento del lector es confundido entre creatividad y pasividad, ya que no se reconoce la existencias de las transformaciones del comportamiento lector”.
Hizo notar que se sabe muy poco del comportamiento del lector en términos cualitativos y mucho en lo cuantitativo, y apuntó que si se sabe quién es y qué hace el lector activo, quizá se entienda mejor sus cadenas de consumo, tanto en papel como en pantalla.
Mientras que Luis González Martín, director general adjunto de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, de España, habló de los resultados de una investigación desarrollada por la institución en la que colabora.
Mencionó dos hipótesis que calificó como equivocadas: que las personas mayores de 60 años tendrían dificultades para apropiarse de aparatos de vía electrónica, cuando sí lo hacen y manifiestan un fuerte interés.
Y que para trabajar con el segmento de personas de 13 a 18 años tendrían que volcar su atención a actividades complementarias a un texto.
Por otro lado, la académica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Xochimilco, Rosalía Winocur, lanzó la pregunta de si los lectores son aquellos que leen libros, periódicos y revistas, y planteó que “asociamos la lectura con ciertos lugares sacralizados”.
Sin embargo, complementó, “olvidamos que permanentemente estamos leyendo y escribiendo, entonces, ¿por qué no relacionar conectividad con escritura y lectura?”.
Recordó en ese sentido que en leer y escribir hay una producción constante de significados y que el significado de lo que se lee le da sentido a lo que se produce.
Por ello, consideró que se necesitan nuevas preguntas y también nuevas perspectivas epistemológicas y enfoques metodológicos para “comprender cómo se adquieren hoy las competencias y las disposiciones para leer por necesidad”.
En su papel de moderador, Daniel Goldin, director de la Biblioteca Vasconcelos de la Ciudad de México, planteó que hace unos años se hablaba de la muerte del lector y que actualmente ese tema no existe porque hay un auge de la lectura y la escritura.
Anotó que “cada vez se ven a más lectores escribiendo y leyendo, pero es difícil saber o definir qué son los lectores”, y expresó que cada vez será más difícil ver la cadena del libro en una sola dirección: la del autor al lector.
Fuente: México, 12 Sep. (Notimex).