El cura argentino Julio César Grassi fue detenido hoy para que cumpla una condena a 15 años de prisión, que le fue impuesta en 2009 por abuso sexual contra dos menores, y que había evitado gracias a una serie de argucias legales.

En una jornada marcada por la tensión, el tribunal revocó la libertad vigilada de la que gozaba el sacerdote mientras apelaba una y otra vez las sentencias que se acumularon en su contra.

Poco antes del fallo, Grassi reiteró su inocencia y denunció que «grupos poderosos» le armaron una causa mediática con acusaciones y pruebas falsas.

«Mi vida es trabajar por los niños más necesitados, no tengo rasgos de pedófilo, lo señalaron los peritos», afirmó el obispo, quien se hizo famoso en Argentina en la década de 1990 al relacionarse con algunas de las figuras mediáticas más importantes de este país.

Antes de que se concretara su arresto, Grassi afirmó que se sentía «entero», creía en Dios y tenía «esperanza en la justicia del hombre» porque «nunca bajé los brazos, siempre seguí trabajando y hoy seguramente diré mis últimas palabras».

Durante la jornada de exposiciones, el fiscal Alejandro Varela denunció las «maniobras dilatorias» que aplicó la defensa durante estos cuatro años.

Grassi quedó envuelto en el escándalo luego de que un programa de televisión mostrara testimonios de menores que aseguraron haber sido abusados por él en la Fundación «Felices los niños», que dirigía con aportaciones de personajes de la farándula.

Durante el juicio, el tribunal consideró probadas las acusaciones y lo condenó en 2009 por abuso sexual agravado y corrupción en contra de dos menores, aunque fueron 17 los testimonios que lo implicaron.

Sin embargo, en un caso único en el país, otra instancia judicial decidió luego del juicio que el sacerdote permanecería en libertad hasta que la condena estuviera firme, lo que desató una fuerte indignación social.

Paula Litvachky, directora del Centro de Estudios Legales y Sociales, advirtió entonces que este caso demostraba que «no hay igualdad ante la ley» porque el 73 por ciento de la población de los penales de Buenos Aires está presa sin sentencia firme.

Los privilegios a favor del sacerdote terminaron este lunes con la decisión del Tribunal para que fuera arrestado de manera inmediata y trasladado a la prisión de Ituzaingó, una localidad de la provincia de Buenos Aires.

Fuente: Notimex