De acuerdo con la poderosa editora de moda Anna Wintour, la primera dama de Estados Unidos ha cambiado la forma en que la mujer norteamericana ve la moda. Desde la Casa Blanca, Michelle Obama dicta cátedra de estilo
La noche del 4 de noviembre de 2008, se dio a conocer que Barack Obama había ganado las votaciones para la presidencia de Estados Unidos de América. La noticia fue retomada no sólo por medios especializados en política, sino también por publicaciones de moda y estilo de vida. ¿La razón? La elección indumentaria de Michelle Obama para dicha ocasión: un vestido negro con rojo a la rodilla del creador norteamericano Narciso Rodriguez, el cual acompañó con un ligero suéter de color negro.
A partir de ese momento, las apariciones públicas de la primera dama comenzaron a ser material de interés para revistas y blogs de moda. Si bien durante la campaña presidencial Michelle se había destacado por sus atuendos, no lograba consolidar su estilo ni tampoco hacer de cada look una referencia de moda.
Visionaria en el campo de la moda, Anna Wintour, directora de la edición norteamericana de la revista Vogue, colocó a la esposa del mandatario en su portada de marzo de 2009, uno de los números más importantes del año. En la cubierta, cuyo balazo rezaba “La primera dama que el mundo ha estado esperando”, Obama lució un vestido rosa sin mangas de Jason Wu, que evidenciaba sus tonificados brazos.
Acerca de su estilo, la renombrada editora ha declarado: “Si revisamos la historia de las primeras damas, veremos que llevaban un buen traje o vestido de gala. Ahora tenemos a alguien que viste J. Crew, Thakoon o Azzedine Alaïa: una gama de diferentes diseñadores. Ella ha cambiado la forma en que la mujer americana ve la moda”.
Su sensibilidad por ésta le ha valido comparaciones con Jackie Kennedy, icono de los años 60 que impuso un estilo sofisticado y acorde a su época. Obama se ha ganado el respeto de autoridades de la industria gracias a su habilidad para mezclar prendas de alta moda con otras de fast fashion: en su clóset conviven marcas como Gap, H&M, Thakoon, J. Crew y Talbots con piezas de las firmas de lujo Tom Ford, Jean Paul Gaultier, Lanvin y Calvin Klein.
Michelle, quien cuenta con estudios de leyes por Harvard, siente predilección por los atuendos estampados y de tonos encendidos, como rojo, azul y amarillo. Expertos de moda coinciden en que la norteamericana conoce bien su figura, de ahí que sepa elegir de forma acertada las piezas que integran su guardarropa. Los vestidos en línea A, a la rodilla y sin mangas figuran entre sus consentidos, así como los cárdigan ligeros.
El apoyo que ha mostrado a diseñadores estadounidense, tanto consagrados como emergentes, y de otras procedencias -pero establecidos en ese país- ha sido reconocido por numerosos editores y publicaciones. Michael Kors, Isaac Mizrahi, Derek Lam, Tory Burch, Rodarte, Prabal Gurung, Azzedine Alaïa, entre otros, han tenido el privilegio de ver sus piezas en el cuerpo de la primera dama.
En septiembre de 2007, la revista Vanity Fair incluyó por primera vez a Obama en su lista de las personas mejor vestidas del mundo. Tres años después, Forbes la ubicó en el primer lugar de su conteo de las mujeres más poderosas. Al año siguiente, volvió a aparecer en la lista de Vanity Fair, pero esta vez acompañada de su esposo, como la pareja con mejor estilo.
Al respecto de su forma de vestir, la primera dama ha compartido un puntual mantra: “Las mujeres deben usar aquello que las haga sentirse bien consigo mismas”. Y ella predica con el ejemplo.
Fuente: El Universal