Un hombre de 44 años pidió en Bélgica someterse a la “dulce muerte”, como llaman allí a la eutanasia, después de una serie de operaciones para el cambio de sexo, que le resultaron decepcionantes, pues continuaba sintiéndose “prisionero de un cuerpo de mujer”.
Se trata de Nathan Verhelst, quien solicitó y obtuvo la eutanasia en Bélgica, donde está permitido no sólo por sufrimientos físicos insoportables sino también por pesares psíquicos graves.
Si bien no padecía ninguna enfermedad incurable, el hombre, quien murió el domingo en un hospital de Bruselas, nació como Nancy, única hija después de tres varones de una familia flamenca de Hame.
Desde la infancia, contó Nathan, en su casa era “apenas tolerado”, con la madre que a menudo se lamentaba diciéndole “si tan sólo hubieses sido un niño”.
“Era la niña que nadie quería”, contó, recordando que, ni siquiera le dieron una habitación, pues los padres la obligaron a dormir en un armario en el garage.
El descubrimiento de sentirse más cómodo como hombre llegó durante la adolescencia, vistiéndose con jeans largos y sintiéndose atraído por las mujeres.
Su sueño de entonces fue una operación para cambiar de sexo. La terapia fue larga y, después de las hormonas en 2009, continuó con una mastectomía y la reconstrucción genital en 2012. Las operaciones, sin embargo, no dieron los resultados esperados.
“Cuando me miré por primera vez al espejo después de la operación, me topé con una aversión contra mí mismo”, contó Nathan hablando de su desesperación sin camino de salida.
Incluso había preparado unos dulces para celebrar su “renacimiento”. “En lugar de poder finalmente comenzar a vivir, me sentí prisionero en un cuerpo que detestaba”, argumentó porque “había nacido mal como niña, y como hombre obtuve un cuerpo que odiaba”.
Caso único
Y así Nathan-Nancy pidió ayuda para morir. El médico que siguió su caso, Wim Distlemans, y los amigos, ayudaron a alcanzar ese fin, los cuales luego aseguraron que se fue “con toda serenidad”.
El caso, si bien en Bélgica se practica la eutanasia desde 2002, provocó conmoción, porque es único en su género, mientras está en curso un debate legislativo sobre la eutanasia para los menores.
El abogado de la comisión federal de control sobre la eutanasia, Jacqueline Herremans, confió que en la práctica el caso Nathan-Nancy parece perfectamente legal.
En su caso, explicó el médico que lo siguió, podía, en realidad, “hablar claramente de sufrimientos psíquicos insoportables”. Suficiente para justificar una muerte que bajo otra ley, en otro lugar del mundo podría ser suicidio y hasta homicidio.
Fuente: Sipse