El Papa Francisco clamó hoy desde Asís que los seres humanos no se conviertan en instrumentos de destrucción, respeten la creación y cesen los conflictos violentos en el mundo.

Durante el sermón de la misa que presidió ante miles de personas en la explanada de la basílica de San Francisco, evocó al santo de Asís, ejemplo del respeto y del amor por todo ser humano.

Sostuvo que Dios creó al mundo para que sea lugar de crecimiento en la armonía y en la paz, recordando que Francisco fue hombre de armonía y de paz.

«Desde esta ciudad de la paz, repito con la fuerza y la mansedumbre del amor: ¡respetemos la creación, no seamos instrumentos de destrucción!», exclamó.

«¡Respetemos todo ser humano: cesen los conflictos armados que ensangrientan a la tierra, callen las armas y en todas partes el odio ceda el espacio al amor, la ofensa al perdón y la discordia a la unión», añadió.

Instó a todos a sentir el grito de aquellos que lloran, sufren y mueren a causa de la violencia, del terrorismo y de la guerra, en Tierra Santa, en Siria, en el Medio Oriente y en el mundo.

El obispo de Roma recordó que Francisco fue un santo de paz y preocupado por el medio ambiente, pero aclaró que la paz franciscana no es un sentimiento cursi: «Por favor, ¡este San Francisco no existe!», insistió.

Precisó que ni siquiera es una especie de «armonía panteista con las energías del cosmos» lo cual, estableció, tampoco eso es franciscano sino una idea que algunos han construido.

«La paz de Francisco es la de Cristo, y la encuentra quien toma sobre sí su yugo, es decir su mandamiento: amaos los unos a los otros como yo los he amado», dijo.

«Este yugo no se puede portar con arrogancia, con presunción, con soberbia, sino sólo con mansedumbre y humildad de corazón», advirtió.

La visita del Papa a Asís comenzó muy temprano este viernes, cuando el pontífice viajó en helicóptero desde El Vaticano hasta la ciudad ubicada en la céntrica región italiana de Umbria.

El primero de sus actos públicos allí fue un encuentro con enfermos y discapacitados en el Instituto Seráfico, al cual llegó a pie desde un campo deportivo cercano donde aterrizó la aeronave.

Aunque llevaba un discurso preparado, Bergoglio perifirió dedicar gran parte de su visita a abrazar y saludar a los enfermos para, posteriormente, improvisar sólo unas palabras.

A las 09:00 horas local (07:00 GMT) el pontífice cumplió una visita privada al santuario de San Damián, la pequeña iglesia en piedra ubicada a las afueras de Asís en la cual san Francisco se convirtió mirando un crucifijo.

Más tarde se dirigió a la sede del obispado local y en la «sala de la desnudez» saludó a un grupo de pobres. Ante ellos pidió a todos los miembros de la Iglesia despojarse del «espíritu del mundo» que lleva a la vanidad, al orgullo y la idolatría.

Además deploró el «mundo salvaje» que no da trabajo y al cual no le importa si existen niños que mueren de hambre en el mundo, si tantas familias no tienen para comer, si la gente debe huir de la esclavitud, buscando la libertad.

«Es ridículo que un cristiano -verdadero-, que un cura, una monja, un obispo, un cardenal y un Papa quieran ir en este camino de la mundanidad, que es una actitud homicida», señaló.

«¡La mundanidad espiritual asesina! ¡Asesina el alma! ¡Asesina a las personas! ¡Asesina a la Iglesia!», sentenció.

Después de la misa en la explanada de la basílica, el Papa Francisco se dirigió al centro de primera atención de la Cáritas donde almorzará con un grup de pobres.

Por la tarde tiene prevista una visita a la Ermita de las cárceles, un encuentro en la catedral de San Rufino, un recorrido por las basílicas de Santa Clara y de Santa María de los Angeles, además de un acto en el santuario de Rivotorto, antes de volver al Vaticano.

Fuente: Ciudad del Vaticano, 4 Oct (Notimex).