Los daños irreversibles a la escultura de “El Caballito” tras la restauración ordenada por el Fideicomiso del Centro Histórico, es el ejemplo más reciente de que no hemos aprendido a preservar el patrimonio cultural en el Distrito Federal. Echemos un vistazo al pasado y recordemos 10 maldades cometidas contra el arte chilango.
Chicles, graffitti, ropa de bronce, pintura para zapatos, dinamita y hasta manos de restauradores han dañado murales, estatuas y esculturas en la Ciudad de México a lo largo de los años. Algunos deterioros fueron ocasionados porque se pretendía su conservación, otros por censura, gandallez y diferencias políticas.
Las pantaletas de la Diana Cazadora
La moral y las buenas costumbres no permitían la desfachatez de un desnudo público, así fuera de una escultura. La “Fechadora de la Estrella del Norte”, bautizada popularmente como “Diana Cazadora”, desde un principio se proyectó desnuda en 1942, sin embargo, casi a punto de salir del taller fue atacada por varios lados, unos dicen que por la Legión de la Decencia (si existía), otros que por la primera dama, doña Soledad Orozco de Ávila, quienes no aprobaron la inmoralidad de una mujer de bronce con sus “vergüenzas al aire”.
Y el entonces regente capitalino Javier Rojo Gómez ordenó al escultor Olaguíbel ponerle una prenda justamente donde las miradas imaginan más pecados, y le pusieron un taparrabos. Fue hasta 1967 cuando el regente Alfonso Corona del Rosal autorizó el destape escultórico, desvestirla y darle su forma original.
Actualizando la historia
Van tres ataques, algunos les llamarían actualizaciones, al mural “El derecho a la cultura” de David Alfaro Siqueiros en Ciudad Universitaria. La pieza también conocida como “Fechas históricas de México” fue alterada por primera vez en 1994 durante el movimiento estudiantil contra la modificación del reglamento de pagos y se le pintó la fecha de ese año por el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. La segunda fue el 22 de julio de 1999 donde también se colocó la fecha de ese año por la lucha del Consejo General de Huelga de la UNAM y en enero del siguiente año con aerosol se le agregó un guión y el año “2000”.
Rompecabezas mural
El Mural “Los Libertadores” de Juan O´Gorman, en las oficinas de las Secretaría de Comunicaciones y Transportes, fue dañado por el sismo de 1985, pero el INBA lo restauró. Sin embargo, la indiferencia y el descuido también son una forma de atentar contra el patrimonio cultural. La prueba es el mural que ya está incompleto y no se sabe dónde quedaron algunas partes fracturadas, ni tampoco hay fecha para la restauración.
¡Presidente, no pierda la cabeza!
Como muestra de poder y adoración al presidente se levantó el 20 de noviembre de 1952 una escultura de Miguel Alemán de piedra (chiluca con alma de acero) en la recién inaugurada Ciudad Universitaria. Tenía unos 9 metros de altura y un parecido con Stalin, de acuerdo con las crónicas de la época. El 5 de agosto de 1960 después de un mitin de apoyo a Othón Salazar, los estudiantes intentaron derribarla, no lo consiguieron pero la embarraron de chapopote y prendieron una fogata en el pedestal. Lo volvieron a intentar el 13 de agosto con dinamita, la dañaron y fue posteriormente restaurada. Finalmente la cabeza de Miguel Alemán fue decapitada con cuatro explosiones el 5 de junio de 1966.
La mano que mece la copa
Tengo manita no tengo manita, así le pasó a la escultura del “Príncipe de la Canción”, José José, en el Parque de la China en la colonia Clavería. Un día amaneció sin la mano izquierda. Unos dicen que fue para que entendiera que no debe pegarle a las mujeres y otros suponen que para invitarlo a dejar la copa y se dedicará nada más al canto.
Pintura su sepultura
El mural “Mujeres desenredando estambres” realizado en 1930 por Alfredo Zalce en la primaria Lic. Miguel Serrano, ubicada en la calle República de Cuba en el Centro Histórico, con el paso del tiempo desapareció. Fue hasta que el propio pintor preguntó sobre el estado de su obra, las autoridades del INBA determinaron en 1998 que estaba debajo de ocho capas de pintura en el vestíbulo del plantel.
Mal paso y jalón de oreja
Durante 23 años la escultura “Tezozómoc” de la artista Gogy Farías, acumuló chicles, pintas aerosol y golpes que provocaron el desprendimiento de la pierna y oreja izquierda, así como el resquebrajamiento de la plataforma, por lo que fue retirada del parque Hundido “Fernando Montes de Oca” en Azcapotzalco y restaurada hace tres años, sin embargo, hoy presenta pintas en el basamento y comienzan a pegarle chicles otra vez.
Vestir a los desnudos
El mural “El árbol de la vida” de Roberto Montenegro pintado en 1921 en el antiguo Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo (hoy Museo de la Luz) fue “seudo restaurado” en 1941 porque el inmueble sería convertido en la Hemeroteca Nacional. Sin consultar al autor la obra fue intervenida y los personajes fueron censurados, la figura andrógina fue ”vestida” con una armadura y los cuerpos femeninos ”tapados” en la parte superior del torso.
¿Le doy grasa joven?
La creatividad de los funcionarios de gobierno es increíble. La última restauración del conjunto escultórico que representa la fundación de México-Tenochtitlán dentro del lago artificial del Parque Tezozómoc que hizo la Delegación Azcapotzalco reveló que hace años se utilizó pintura para zapatos negra para darle otra apariencia a las cinco piezas de bronce Y sí, para qué la limpieza y preservación, si sale más barata una pintadita.
Nada más unas rayitas
En mayo de 2013 un grafitero anónimo rayó una “bomba” en el mural “Sueño de una tarde de domingo en el callejón del Cuajo”, ubicado en el Corredor Peatonal de Regina, la pieza que rinde homenaje a Gabriel Vargas Carlos Monsiváis y Carlos Montemayor presentaba una mancha dentro de su colorido. Fue restaurado 15 días después del ataque.
Fuente: Chilango