El policía Erick Josué Arenas Hernández, quien recientemente obtuvo el primer lugar en el Concurso Nacional de Cuento Campirano organizado por la Universidad Autónoma de Chapingo (UACH), anhela escribir una novela para trascender en el mundo de la literatura.

Adscrito al Agrupamiento de Granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF), el galardonado afirmó que su pasión es plasmar sus ideas en el papel y para ello, se inspira en las obras de Juan Rulfo, Juan José Arreola y Julio Cortázar, de quienes le gustan sus poemas, género que también practica.

Arenas Hernández, originario del municipio de Yahualica, estado de Hidalgo, quien tiene 15 años de portar el uniforme de policía, subrayó que los poemas y cuentos que escribe están inspirados en el amor, que define como un sentimiento necesario para vivir con ilusión en todo momento.

Este hombre de 43 años, quien cursa el quinto semestre de la carrera de maestro de secundaria en la especialidad de telesecundaria, está convencido que tiene mucho que dar en el mundo de la literatura, la cual es el arte que utiliza la palabra, como instrumento para comunicarse.

“A través de la escritura saco el estrés, lo voy a seguir haciendo, ya que cuando tomo una pluma y una hoja de papel me transformo y me traslado a los lugares que describo. Por ello mi máxima ilusión es escribir una novela de corte campirano y por supuesto publicarla”, comenta emocionado.

Respecto al concurso literario que ganó recientemente, refirió que el premio lo obtuvo entre 147 participantes con su obra titulada “Los primeros perros”, la cual versa sobre la región Huasteca a la que llega un maestro, de quien se enamora una mujer.

Arenas Hernández aseveró que pese a sus cualidades literarias continuará laborando como granadero en la Secretaría de Seguridad Pública capitalina, donde su jefe inmediato Daniel Hernández, con la anuencia del titular de la dependencia, Jesús Rodríguez Almeida, le proporciona todas las facilidades para estudiar.

Explicó que en su trabajo lo mismo apoya en los puntos de revisión del alcoholímetro que haciendo guardias, labores de supervisión o trabajos administrativos, lo que le permite acudir a estudiar al Centro de Actualización del Magisterio.

“Ser policía me ha servido para sacar adelante a mi familia; portar el uniforme es una gran responsabilidad, pues la obligación es salvaguardar la integridad de la ciudadanía. Pero la pluma también es mi pasión y estoy decidido a seguir combinando ambas actividades”, enfatizó.

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