Los siguientes mitos son creencias sobre el sexo que son falsas y han sido derrumbados con fundamentos científicos.
Las rubias gustan más
En un experimento realizado por el investigador Viren Swami se observó que los hombres no consideran más atractivas a las mujeres rubias. En el estudio se sitúo en un pub inglés a una mujer rubia, una morena y una castaña. Aunque más hombres se acercaron a la mujer rubia; la mayoría de ellos reconocieron que no lo habían hecho por considerarla más atractiva, sino porque les parecía que por su color de pelo sería más promiscua o vulnerable.
Para Swami esto confirmó que los hombres suelen considerar más atractivas a las morenas, pero se dejan llevar por los estereotipos de los medios de comunicación.
Los celos son malos
Aunque considerados normalmente como uno de los principales motivos de las rupturas matrimoniales, los celos o, más concretamente, incrementar la inseguridad de nuestra relación es uno de los métodos que los terapeutas recomiendan cuando una pareja alcanza en la cama el umbral del aburrimiento.
El sexo es deporte
Según un estudio publicado en el 2007 por la revista American Journal of Cardiology, el sexo puede considerarse un ejercicio físico, si bien sería uno suave como el equivalente a pasear a ritmo de marcha. Para llegar a esta conclusión los investigadores midieron las variaciones de ritmo cardíaco y presión arterial en dos grupos de personas que realizaban actividades totalmente diferentes. Mientras al primer grupo se le pidió que realizara ejercicios en un gimnasio, al segundo se le midió mientras realizaba actividades sexuales. Los resultados acabaron dando la victoria a las máquinas.
Las guapas ligan más
Según los estudios desarrollados por la psicóloga estadounidense Mónica Moore, el grado de conquistas de una mujer no está directamente relacionado con su belleza, sino con el número de señales no verbales que mande a un pretendiente. Tras realizar un estudio en varios bares con más de 200 mujeres diferentes, Moore comprobó que no resultaban más atractivas aquellas consideradas más guapas, sino las que sabían mandar las señales adecuadas.